Pradas se ha expresado en estos términos durante su intervención en el Foro de Impulso al Corredor Cantábrico-Mediterráneo, que se ha celebrado hoy en Logroño en el que han participado el presidente de la Rioja, Gonzalo Capellán; los consejeros autonómicos de La Rioja, Aragón, Cantabria y Castilla y León, así como los máximos responsables de las organizaciones empresariales de las regiones.
25% del PIB
La consellera ha explicado que el Corredor Cantábrico-Mediterráneo constituye “una de las conexiones estratégicas que busca acercar los puertos de interés general de la Comunidad Valenciana con los puertos orientales del Cantábrico, a través de Zaragoza y que conectará a las comunidades que representan el 25% de nuestro PIB”.
No obstante, para la consellera “hay que ir más allá” y que por este corredor “puedan circular trenes de viajeros a velocidades máximas de 200 kilómetros por hora, ya que, además de transportar bienes, también debe servir para acercar personas, porque no es de recibo que se tarde casi cinco horas en ir de Sagunto a Zaragoza”.
Este proyecto, –cuyo planteamiento data de finales del siglo XIX, pero que no se presentó hasta noviembre de 2009– acumula aún más retrasos que el Corredor Mediterráneo.
Por ello, la consellera ha reclamado “mayor compromiso por parte del Gobierno central”, porque "si el Puerto de Valencia puede recibir un barco desde Shanghái en 20 días y el de Santander enviar esa mercancía al norte de Europa en pocas jornadas, es lógico que conectemos estos dos puntos con eficacia y celeridad”.
Ampliación del Puerto
“El potencial del Corredor se visibiliza aún más con la futura ampliación del Puerto de Valencia y la Plataforma Intermodal de Sagunto, que permitirá enviar y recibir, vía ferroviaria, todo tipo de mercancías”, ha aseverado Salomé Pradas.
La consellera ha recordado que la Generalitat ya ha puesto en marcha –con 98 millones de euros de fondos propios– las obras de la Intermodal de Sagunto, que será una infraestructura fundamental para la que es puerta de entrada y de salida del Corredor Cantábrico-Mediterráneo. También un punto neurálgico de actividad logística e industrial internacional “y un referente de modelo productivo sostenible, eficiente y respetuoso con el medio ambiente.”