La izquierda no quiere que se vote

Cuando uno cree que ya lo ha visto todo, surgen nuevas situaciones que dejan perplejos. Es el caso de las asociaciones de padres de alumnos de izquierda, que están intentando por todos los medios evitar que los padres puedan expresar su decisión sobre la educación de sus hijos. Hablo de la votación sobre la elección de la lengua base en la enseñanza en la Comunidad Valenciana, que la Conselleria de Educación tiene previsto llevar a cabo en breve.

La excusa es que los padres no tienen los conocimientos suficientes para tomar una decisión tan importante en el ámbito educativo. Curiosamente, son las mismas asociaciones que promovieron votaciones sobre la jornada continua -un tema que también afecta al aprendizaje- las que ahora piensan que las votaciones de los padres pueden obstaculizar la implantación del modelo de inmersión lingüística que han impulsado los gobiernos de izquierda en la Comunidad Valenciana durante los últimos ocho años.

El Partido Popular, por su parte, llevaba en su programa electoral la propuesta de recuperar la libre elección de lengua vehicular. Sin embargo, tal vez por un «complejo de facha», la propuesta final ha sufrido una considerable relajación, a pesar de que fue pactada con Vox. Finalmente, tanto el castellano como el valenciano tendrán una presencia similar en la formación de nuestros jóvenes (ninguna de las lenguas podrá superar en más de un 20 % a la otra).

Simplificando bastante, en un ejemplo de distribución 50%-30%-20%, los padres elegirán si el 50% corresponde al castellano y el 30% al valenciano, o viceversa. No parece que se discrimine a ninguna de las dos lenguas, y sobre todo si consideramos que independientemente de la lengua en la que se imparta una asignatura, el estudiante podrá realizar los exámenes en el idioma que prefiera. A primera vista, esta propuesta no parece sectaria, y quizás se podría haber consensuado con todos los partidos políticos. Sin embargo, desafortunadamente, no ha sido así.