El Papa llama, de nuevo, a Gaza: «Estaban contentos. Habían comido lentejas con pollo»
El Papa Francisco ha vuelto a expresar este miércoles su cercanía a los habitantes de Los Ángeles, en Estados Unidos, afectados por los graves incendios que han azotado la ciudad, y ha pedido la intercesión de la Virgen de Guadalupe, patrona de América, en la audiencia general en el Vaticano.
«Quiero que sepan que mi corazón está con los habitantes de Los Ángeles que tanto han sufrido a causa de los incendios que han devastado barrios y comunidades enteras, y que no han terminado», dijo el Santo Padre ante cientos de fieles en el aula Pablo VI.
Ante esta situación, el Pontífice ha rogado a «nuestra Señora de Guadalupe» que «interceda por todos los habitantes para que sean testigos de esperanza a través de la fuerza de la diversidad y la creatividad por la que son conocidos en todo el mundo».
Los incendios en Los Ángeles han causado decenas de muertos e ingentes daños materiales. El nivel de destrucción en la ciudad de las estrellas sobrepasa las 12.000 estructuras y el último reporte de AccuWeather aumentó la estimación de los daños totales y las pérdidas económicas de 135.000 a 150.000 millones de dólares.
Junto con la situación en Los Ángeles, el Papa ha vuelto ha referirse a Gaza, a donde llama todos los días. «Estaban contentos. Habían comido lentejas con pollo y eso es algo a lo que no estaban acostumbrados. Allí hay 600 personas», muchas de las cuales han perdido sus casa. Y ha añadido: «Recemos por la paz. La guerra es una derrota que solo beneficia a los fabricantes de armas», ha clamado.
La verdad interior
Y antes de su habitual repaso internacional, que se produce durante los saludos a los fieles en las distintas lenguas, Francisco ha pronunciado su catequesis, en la que ha retomado el ciclo jubilar sobre Jesucristo como nuestra esperanza. En esta ocasión, sin embargo, se ha centrado en la figura de María.
Cuando el arcángel Gabriel le anuncia que se va a convertir en la madre del salvador, «busca comprender, discernir lo que le está sucediendo», pero «no busca fuera, sino dentro, porque, como enseña san Agustín, “en el interior del hombre habita la verdad”». Es allí, «en lo más profundo de su corazón abierto y sensible», donde «escucha la invitación a confiar totalmente en Dios».
Por su parte, María «se abandona, obedece, hace espacio». La Virgen «se pone al servicio, no como esclava, sino como colaboradora de Dios Padre, llena de dignidad y autoridad para administrar, como hará en Caná, los dones del tesoro divino, para que muchos puedan sacar de él abundantemente».
Por último, el Pontífice ha instado a aprender de María «a dejarnos abrir los oídos a la Palabra divina, a acogerla y custodiarla, para que transforme nuestros corazones en tabernáculos de su presencia, en hogares acogedores para los que están cansados y necesitados de esperanza».