Cristina Alexandra: “No debemos sentirnos presionados por no lograr todos los objetivos desde el primer día”
Hace pocos días, con las 12 uvas todavía en la mano, pensábamos en todo lo que deseábamos lograr este nuevo año. Entre risas e inevitables atragantamientos, nos dimos cuenta de algo curioso: lo que llamamos deseos son, en realidad, una mezcla de sueños lejanos, urgencias que evitamos y hábitos que deberíamos priorizar. Pero la magia del momento, llena de esperanza, se enfrenta pronto a la realidad. Al regresar a la rutina, la ilusión del “nuevo comienzo” se diluye entre pendientes acumulados y una vida que sigue igual. ¿Por dónde empezar cuando todo parece igual, pero debería sentirse diferente?
Llegamos al final del año agotados, deseando que termine de una vez. Incluso ya estando de vacaciones, desconectar del todo es complicado. Y días antes de regresar a la rutina, comienza esa sensación de tristeza por volver al ritmo diario. Ahora estamos aquí, en un nuevo año, pero con los mismos retos. Todo parecía sencillo: cerrar un año y arrancar el 2025 lleno de alegría, éxitos y bienestar. Pero aquí estamos, en este primer mes de enero, buscando por todos lados ese 2025 prometedor.