Las muertes por calor se triplican este verano en España, con más de 4.500: “Hay que actuar porque va a ir a más”

Las temperaturas extremas de los meses de junio, julio y agosto han triplicado el número de muertes atribuibles al calor respecto al año 2021 y han convertido al verano de 2022 en el más mortífero por calor desde que hay registros. Los datos que sirven de referencia son los de vigilancia del exceso de mortalidad del MoMo, el sistema de monitorización del exceso de la mortalidad diaria. Un registro que también recoge los fallecimientos por el efecto de las temperaturas, bien sean por el calor en verano o por el frío en invierno.

A los termómetros disparados en junio, julio y lo que llevamos de agosto, el MoMo les atribuye 4.584 fallecimientos. En ningún otro verano se habían contabilizado tantas.

Más muertes en julio de 2022 que con Filomena

En el Panel MoMo se actualizan diariamente las estimaciones de excesos de mortalidad por todas las causas y atribuibles a un exceso o defecto de la temperatura. Hasta el 23 de agosto de 2022, se observa que el mes de julio ha sido el más mortífero de este verano. Entre el 1 y el 31 de julio se registraron 2.223 muertes atribuibles a las temperaturas. La cifra ha superado el que era hasta ahora el récord de número de fallecimientos al mes a causa de las temperaturas, en ese caso fue debido al frio que trajo Filomena en enero de 2021 cuando se produjeron 2.019 fallecimientos.

Desde 2015, desde que el sistema de monitorización MoMo registra los muertos atribuibles a la temperatura, jamás se había vivido una gráfica tan pronunciada como la del pasado mes de julio, con picos como los del 18 y 19 de julio. Esos días, se observaron 184 muertes diarias por la ola de calor, las peores jornadas de la historia registrada.

En lo que llevamos de agosto se han producido 1.531 muertes atribuibles al exceso de temperaturas y en junio, se registraron 830 muertes, la mayoría en torno al 19 de junio, fecha en la que se produjo la primera ola de calor al inicio del verano.

Desde que empezó el verano la situación ha ido a peor. Las gráficas de MoMo reflejan cómo estos excesos de muertes coinciden con las olas de calor que hemos tenido este verano. La segunda ola fue en torno al 18 de julio, y la tercera, menos intensa, a principios de agosto.

La comparación con otros veranos también es contundente. Las muertes en los meses de junio, julio y agosto (los que acumulan la mayor parte de la mortalidad por calor) atribuibles a las temperaturas desde que hay registros son las siguientes:

2021: 1.393

2020: 1.479

2019: 1.592

2018: 1.543

2017: 2.767

2016: 1.638

2015: 2.423

Algo está pasando con el clima

En nuestro país, tradicionalmente ha sido más peligroso el frío que el calor, pero la tendencia parece estar cambiando.

Según Jorge Olcina, catedrático de Geografía y responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, esto que estamos viendo es una tendencia que se viene registrando en general en todo el hemisferio norte en verano desde el año 2000: “Recordamos que tuvimos esa gran ola de calor en 2003, que ya mató a más de 11.000 personas en Francia. En el conjunto de Europa occidental, incluida España, fueron más de de 25.000 y, desde entonces, las secuencias de calor se han convertido en lo que llamamos un 'riesgo emergente' por los efectos que está provocando, no solo económicos, en cultivos, agua y demás, sino en la vida de las personas”.

El calor está afectando a la economía y a la salud y por tanto hay que tomarlo con toda la seriedad (Jorge Olcina, climatólogo)

Señala Olcina que este incremento del número de muertes por efecto del calor, pone de manifiesto que “algo está pasando con el clima porque está produciendo víctimas humanas de una manera continua y progresiva (…) Por tanto es un tema muy importante: no solo estamos hablando de que suben las temperaturas y de que hace calor”. No debemos quedarnos en esa anécdota -insiste el experto- sino que debemos tomar conciencia de que “el calor está afectando a la economía y a la salud y por tanto hay que tomarlo con toda la seriedad”.

Esa seriedad, insiste Jorge Olcina, implica acercarnos a la realidad desde el mayor rigor científico posible con una estadística detallada de las víctimas que realmente fallecen por calor. “Creo que esto realmente es importante porque al tratarse de un riesgo que va a ir a más, necesitamos conocer bien los datos para poder actuar”.

Apunta Olcina que las estadísticas que está publicando el Instituto Carlos III están muy bien, pero habría qué confirmar que esas víctimas por calor que señala son así. Haría falta un sistema tan riguroso como el que ha habido con el covid, en el que las CCAA aportaban sus datos de manera continua y puntual: “Por el tema del calor haría falta también que hubiera un protocolo para que todas las CCAA, semanalmente aportaran datos en la época cálida del año, entre junio y septiembre: datos de las víctimas por calor. Creo que lo más importante es conocer bien la magnitud de este tema, no solo por estimaciones, sino la realidad de la gente que realmente fallece por efecto del calor”.

Protocolos de aviso y adaptación del sistema sanitario

Esos datos rigurosos son imprescindibles porque según el climatólogo, “son los que nos permitirán modificar los protocolos de atención sanitaria y dotar de mayor plantilla en verano a los hospitales, especialmente en las zonas de costa porque son las que más población reciben, para poder atender a estas victimas”

Si continúa el proceso de calentamiento planetario a este ritmo en los próximos años y décadas, insiste Jorge Olcina, el número de víctimas por calor va a ir a más. Por eso tenemos que estar preparados y adoptar las medias necesarias para dar los avisos por olas de calor con tiempo suficiente y, sobre todo, que los servicios médicos estén bien capacitados en número para la atención inmediata.