Las depuradoras gestionadas por Hidraqua tratan anualmente 134 camiones de residuos sólidos debido al mal uso del alcantarillado
Cada año, toneladas de residuos acaban en las redes de alcantarillado y en las
depuradoras. Parte de estos residuos como toallitas, bastoncillos, etc. que tiran los
ciudadanos por el inodoro, no son biodegradables y generan obstrucciones en estas
instalaciones. Asimismo, a esta problemática, se ha unido en los últimos meses la
presencia de mascarillas y guantes debido a su uso por la crisis sanitaria. Sólo en el
último año, en las depuradoras gestionadas por Hidraqua y sus empresas participadas
(Aguas de Alicante, Aigües d’Elx, Agamed y Aigües de l’Horta) se recogieron un total
de 3033 toneladas de residuos, de las cuales unas 2.400 toneladas corresponden a
toallitas, bastoncillos y mascarillas, entre otros. Para hacerse una idea del volumen
que implica esta cantidad, supondría apropiadamente unos 134 camiones de basura al
año, contando que cada camión puede cargar alrededor de 18 toneladas. En más,
hasta el mes de octubre de 2020 estas depuradoras han recogido un total de 2.575
toneladas de residuos.
Además, en el caso de las toallitas, de bebés o desmaquillantes, los problemas
generados implican la presencia de madejas y madejas de fibras textiles que atascan
los filtros de la maquinaria por la que pasa de forma continua el agua de los
alcantarillados de la ciudad; generando lo que a nivel social ya se ha denominado
como “el Monstruo de las Cloacas”. Y es que la composición de estas toallitas es de
fibras textiles, mezcladas en muchas ocasiones con plásticos. Y aunque muchos de
estos envases marcan que se trata de productos biodegradables, realmente no son
fácilmente desintegrables, puesto que el tiempo que tardan en degradarse es
considerablemente elevado.
Las instalaciones más dañadas por este hecho son las estaciones de bombeo de
aguas residuales, que requieren limpiezas constantes, con las consecuentes molestias
de olores y ruidos que esto ocasiona a los vecinos de la zona donde se ubiquen las
bombas. Tampoco se debe olvidar que la vida útil de todas las infraestructuras
hidráulicas está asociada al buen uso que se realice de las mismas.
De ahí que arrojar estos elementos implique un encarecimiento de entre el 10 y el 15%
el coste mantenimiento de las redes, es decir unos 230 millones de euros adicionales
al año en España según la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y
Saneamiento (AEAS).
Otro dato destacable que corrobora el mal uso que los ciudadanos y ciudadanas
realizan de la red de alcantarillado es el número de incidencias que Hidraqua atendió
durante el confinamiento domiciliario. Así, entre el 15 de marzo y el 28 de abril de 2020
se atendieron un total de 159 incidencias en la red de alcantarillado, prácticamente las
mismas que en mismo período del año anterior. Se trata de una cantidad que resulta
sumamente elevada ya que los sectores como el de los servicios o el sector industrial,
que son los que habitualmente concentran una mayor incidencia en las redes de
alcantarillado, quedaron paralizados total o parcialmente.
Prevenir el impacto en el medioambiente
El Día Mundial del Saneamiento, que se celebra hoy 19 de noviembre, está impulsado
por Naciones Unidas desde 2013. Este año su lema es “Saneamiento sostenible y
cambio climático” y busca concienciar sobre la nueva realidad a la que nos
enfrentamos. Las inundaciones, las sequías y el aumento del nivel del mar pueden
dañar cualquier parte de un sistema público de saneamiento –las tuberías, los tanques
o las plantas de tratamiento— y provocar vertidos de aguas residuales, lo que puede
generar una emergencia de salud pública, así como deteriorar el medio ambiente. Por
ello, es urgente fortalecer los sistemas de saneamiento para que resistan las
inclemencias del tiempo y sean sostenibles.
Según Naciones Unidas, unos 4.200 millones de personas en todo el planeta tienen
sistemas de saneamiento que son deficientes y vulnerables o, en algunos casos,
carecen completamente de ellos. Por esta razón, los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS), la hoja de ruta para lograr un mundo más igualitario y justo, recogen
en su punto sexto el compromiso de conseguir en 2030 agua limpia y saneamiento
para toda la población mundial.
La pandemia de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de mantener el
buen estado de estas instalaciones, y es que a través de herramientas como City
Sentinel desarrollada por el grupo Suez, somos capaces de detectar y cuantificar la
presencia en las aguas residuales del virus SARS-CoV-2, lo que permite seguir la
evolución de virus y predecir posibles rebrotes.