La España sedienta, ¿se sacia? Este es el estado de los embalses en España tras las últimas lluvias
La lluvia ha hecho su aparición en España con una generosidad inusitada. Durante semanas, las borrascas han ido desfilando sobre la península, derramando su carga sobre los campos, montañas y, lo que es aún más crucial, sobre los embalses. El resultado es una recuperación hídrica que parecía inalcanzable hace apenas unos meses.
La Agencia Catalana del Agua ha actualizado sus datos diarios, reflejando un aumento sustancial en las reservas de las cuencas internas de Cataluña. A nivel nacional, la Confederación Hidrográfica del Ebro y el resto de confederaciones hidrográficas también han identificado notables incrementos en los niveles de agua embalsada.
En cifras concretas, los embalses de las cuencas internas de Cataluña han alcanzado cerca de 700 hectómetros cúbicos, mientras que el conjunto del país supera el 60% de su capacidad de almacenamiento. Hace apenas una semana, ese porcentaje se situaba en un modesto 57%.
El impacto de las precipitaciones
En condiciones normales, España consume aproximadamente un hectómetro cúbico de agua al día para abastecer a más de siete millones de personas. Por ello, cada incremento en las reservas es fundamental para garantizar el suministro en épocas de escasez. En este contexto, el crecimiento experimentado en los embalses nacionales es una excelente noticia.
El aumento del nivel de agua no ha sido homogéneo en todas las cuencas. Las más beneficiadas han sido, una vez más, las del Tajo, el Guadiana y el Guadalquivir. En el caso del Tajo, el agua embalsada para uso consuntivo ha crecido en 83 hectómetros cúbicos, mientras que, si se incluyen los recursos hidroeléctricos, la subida semanal alcanza los 835 hm³.
En el sur del país, los embalses de Málaga han vivido un resurgir impresionante. Actualmente, triplican la cantidad de agua almacenada en comparación con el mismo período del año pasado. No obstante, este crecimiento acelerado ha obligado a realizar desembalses controlados para evitar posibles desbordamientos. Muchos ríos de la región se encuentran en nivel rojo debido a los elevados caudales que transportan, fruto de la combinación de lluvias persistentes y deshielos en zonas altas.
Guadiana y Guadalquivir: subidas sin precedentes
El Guadiana no se ha quedado atrás en esta tendencia positiva. En la última semana, sus reservas han crecido en 523 hm³, lo que equivale a un aumento de más de cinco puntos porcentuales. En ciertos sectores de la cuenca, el incremento ha sido tan pronunciado que ha sido necesario abrir compuertas y permitir el flujo controlado de agua.
Por su parte, el Guadalquivir ha experimentado la mayor subida de uso consuntivo en todo el país, con 571 hm³ adicionales en tan solo siete días. Esta mejora ha sido especialmente notable en la margen norte del río, donde los niveles embalsados han permitido aliviar en gran medida la crisis hídrica que se había prolongado en los últimos años.
Las cuencas mediterráneas: Cataluña lidera la recuperación
Otro de los puntos más afectados por la sequía en el pasado reciente ha sido la cuenca de Guadalete-Barbate, en Andalucía. Sin embargo, las lluvias han cambiado el panorama, permitiendo que el almacenamiento de agua alcance los 737 hm³, lo que supone un 44,6% de su capacidad total. En términos relativos, la subida ha sido significativa, considerando que la semana pasada este porcentaje era de apenas un 38,6%.
La cuenca del Segura, una de las más castigadas históricamente por la escasez, también ha registrado un leve ascenso, con 22 hm³ adicionales, lo que representa un incremento del 2% en sus reservas.
Sin embargo, la gran vencedora de la semana ha sido la cuenca interna de Cataluña. En este territorio, las precipitaciones han permitido un ascenso de 89 hm³ en tan solo unos días, elevando el nivel embalsado del 32,1% al 45,2%. Se trata de una recuperación sin precedentes en una región que ha sufrido restricciones severas en los últimos años.
El horizonte hídrico: ¿continuará la tendencia?
Las previsiones meteorológicas apuntan a la continuidad de las precipitaciones en diversas zonas del país. Este fenómeno permitirá seguir acumulando agua en los embalses, una situación impensable hace apenas unos meses, cuando la sequía parecía no dar tregua.
Si las lluvias persisten, España podría entrar en la primavera con un nivel de reservas óptimo para encarar el verano sin grandes sobresaltos. Sin embargo, la gestión eficiente del recurso seguirá siendo clave para garantizar que la bonanza actual no se convierta en despilfarro. Por el momento, el país respira aliviado: la sed de sus embalses, al menos por ahora, parece estar saciada.