Isocracia, isogoría, isonomía
Isocracia: Igualdad en el acceso de los cargos públicos
Isogoría: Igualdad en el derecho a hablar
Isonomía: Igualdad ante la ley
La democracia ateniense perduró durante unos 200 años siendo directa y no representativa, la soberanía residía en todos los ciudadanos que ejercían de forma activa votando en la Asamblea, interviniendo en sus debates y reuniones, todo lo contrario que en un parlamento donde sus miembros no eran elegidos, sino que cualquier persona varón mayor de edad podría participar, dándole derecho a expresarse libremente pudiendo llevar un juicio público contra otra persona o proponer una ley.
En esta época la administración estaba en manos de magistrados que, eran los que tomaban la decisiones en la Asamblea, donde la elección de los candidatos se hacía por sorteo. Este formato se consideró el más democrático hasta entonces con ello se evitaría la corrupción y compra de votos impidiendo de esta forma que las personas más ricas e influyentes salieran elegidas.
El desencanto democrático en el que nos encontramos sumidos todos los ciudadanos de hoy en día, es un hecho establecido, con evidencias hechas de promesas incumplidas e ideales traicionados, necesitando un diagnóstico para buscar soluciones de los defectos y las faltas de los políticos que nos gobiernan, una sociedad aislada y hastiada del declive democrático que sufre nuestro país, con una necesidad de representación que exprese las necesidades y los problemas de los diferentes grupos sociales retomando fórmulas de igualdad compartida, para el conjunto de la sociedad.
José Antonio Carbonell Buzzian