El Pontífice en el Ángelus: «El que ama vive, el que odia muere»
Desde la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco ha vuelto a clamar en contra de la guerra, «que destruye todo». Como es habitual en sus intervenciones, ha recordado que la guerra «siempre es una pérdida» y ha pedido «el máximo empeño a los gobernantes para que se ponga fin a los conflictos». Myanmar, Ucrania, Israel o Palestina son algunos de los ejemplos que ha verbalizado, a cuyas víctimas ha asegurado que lleva en el corazón.
En la catequesis previa al rezo mariano del Ángelus, el Santo Padre ha reflexionado sobre el Evangelio de este domingo, en el que se narra la presentación de Jesús en el templo y cómo Simeón y Ana, dos ancianos, profetizaron sobre él. «Verdaderamente Dios está presente en medio de su pueblo: no porque habite entre cuatro paredes, sino porque vive como hombre entre los hombres», ha afirmado Francisco. «En la vejez de Simeón y Ana se produce la novedad que cambia la historia del mundo».
Además, cuando Simeón tomó en brazos a Jesús, «lo llama de tres hermosas maneras: Jesús es salvación, luz y signo de contradicción», ha explicado el Pontífice. «Como el sol que nace sobre el mundo, este niño lo redimirá de las tinieblas del mal, del dolor y de la muerte. ¡Cuánto necesitamos, también hoy, esta luz!».
Sobre el último aspecto, el Papa ha subrayado que Jesús es signo de contradicción «para que se revelen los pensamientos de muchos corazones», ya que «revela el criterio para juzgar toda la historia y su drama, y también la vida de cada uno de nosotros» Este criterio, ha explicado, «es el amor: el que ama vive, el que odia muere».