Cerveza cero emisiones, caña de fotovoltaica, birra fermentada con biomasa: las cerveceras se apuntan a la energía renovable
Rubia o tostada; zurito, doble o caña; helada o fresquita. Y ahora también renovables y de bajas en emisiones de CO2 a la atmósfera. Desde hace unos y de forma progresiva, la producción de cerveza en España se ha ido mudando al autoconsumo para producir buena parte de la electricidad que necesitan sus fábricas a través de placas solares o utilizar biomasa para generar energía térmica con la con medios renovables para calentar el agua necesario para el proceso, en un despliegue de estrategias más amplias de economía circular que llegan al empaquetado o al transporte. Poco a poco y en algunos casos con el apoyo de fondos europeos, la caña que usted se toma en una terraza puede dejar una huella blanca sobre su labio superior pero cada vez menos una huella de carbono en la atmósfera.
Hoy, la cerveza no solo se mide en cañas o se caracteriza por el grosor de su espuma. También lleva la cuenta de cuántos hogares podían tener luz con la electricidad de origen renovable que las cerveceras producen para autoconsumo o a cuántos árboles equivale la reducción de emisiones que se busca en el proceso de producción. "Es algo consustancial a un momento en que la sostenibilidad no es una opción, es el camino que debemos llevar todos", dice el director de Comunicación y Sostenibilidad de Ámbar, Enrique Torguet, sobre la fiebre renovable en la producción de cerveza, en algunos casos, con inversiones millonarias propias y en otras, con fondos europeos. "Los consumidores de cualquier marca creen que las empresa deben apostar y comprometerse con lo que les circunda", dice Torguet, que además apunta a que si no es de forma voluntaria la legislación de la UE les irá obligando cada vez más.
Rubia o tostada; zurito, doble o caña; helada o fresquita. Y ahora también renovables y de bajas en emisiones de CO2 a la atmósfera. Desde hace unos años y de forma progresiva, la producción de cerveza en España se ha ido mudando al autoconsumo para producir buena parte de la electricidad que necesitan sus fábricas a través de placas solares o utilizar biomasa para generar energía térmica con la con medios renovables para calentar el agua necesario para el proceso, en un despliegue de estrategias más amplias de economía circular que llegan al empaquetado o al transporte. Poco a poco y en algunos casos con el apoyo de fondos europeos, la caña que usted se toma en una terraza puede dejar una huella blanca sobre su labio superior pero cada vez menos una huella de carbono en la atmósfera.
Hoy, la cerveza no solo se mide en cañas o se caracteriza por el grosor de su espuma. También lleva la cuenta de cuántos hogares podían tener luz con la electricidad de origen renovable que las cerveceras producen para autoconsumo o a cuántos árboles equivale la reducción de emisiones que se busca en el proceso de producción. "Es algo consustancial a un momento en que la sostenibilidad no es una opción, es el camino que debemos llevar todos", dice el director de Comunicación y Sostenibilidad de Ámbar, Enrique Torguet, sobre la fiebre renovable en la producción de cerveza, en algunos casos, con inversiones millonarias propias y en otras, con fondos europeos. "Los consumidores de cualquier marca creen que las empresa deben apostar y comprometerse con lo que les circunda", dice Torguet, que además apunta a que si no es de forma voluntaria la legislación de la UE les irá obligando cada vez más.
"La cerveza es exactamente la misma", garantiza Marc Borreda, director de la fábrica más grande de Mahou, en Alovera (Guadalajara). Lo 'único' que cambia son las tecnologías que se utilizan para generar la electricidad que se requiere, un ámbito en el que las cerveceras no han dejado de explorar nuevas vías. La primera fue el certificado verde que desde hace años Mahou, Heinecken o Estrella Galicia exigen a sus proveedores de electricidad para asegurarse de que es de origen renovable. Después saltaron al autoconsumo con la instalación de placas solares en sus solares y cubiertas generarse su propia electricidad si que se perdiera ni un vatio por el camino.
"Dos de cada 10 cervezas de las que producimos son cervezas con energía solar autoconsumida, producida aquí mismo", explica Borreda en las instalaciones de la fábrica de Alovera, rodeada de placas solares. Cubren 550.000 metros cuadrados en un solar a la entrada y en las cubiertas, con una potencia instalada de 5000 kilovatios en pico, que permite generar 7.500 megavatios/hora al año, "el equivalente de lo que consume un pueblo de 7.000 habitantes, una cantidad de energía muy significativa", dice. Abastecen el 16% de la demanda energética media de una fábrica de la que un día normal del mes de marzo salen tres millones de litros de cerveza. O, lo que es lo mismo, 12 millones de cañas.
"En nuestra fábrica de Sevilla producimos cuatro millones de hectolitros anuales o, lo que es lo mismo, 550.000 cañas al día", indica Carmen Ponce, directora de Relaciones Corporativas y Sostenibilidad de Heinecken España. Sumando las cuatro fábricas que tiene la marca en todo el país -también en Jaén, Madrid y Valencia-, la multinacional produce "1,4 millones de cañas al día", todas "con el poder del sol". Su planta de El Andévalo, en Huelva, ya es 100% autosuficiente y la de Jaén es la "primera fábrica de cerveza cero emisiones en España", dice Ponce. Ambar empezó a plantar en 2020 4.000 placas solares en su fábrica de Zaragoza, que cubren el 26% de su necesidad de electricidad y también hace tres años Estrella Galicia, 977 paneles en sus instalaciones de A Coruña.
Biomasa
Además de la energía solar, 'tocan' ya otras tecnologías renovables para la energía que necesitan para producir cerveza. En 2021, empezó a funcionar una caldera de biomasa en la fábrica de Estrella Galicia en A Coruña que generó con materiales de origen vegetal y biológica el 75% de la energía térmica que se necesita para disponer de vapor o agua caliente en procesos clave como la cocción del mosto. Heinecken también opera parte de sus procesos con biomasa en Jaén y está construyendo dos plantas termosolares en sus instalaciones de Sevilla y Valencia.
La energía térmica también está en la "cocina de proyectos" en materia renovable de Mahou, con el objetivo de ser neutros en emisiones de carbono en 2030, 20 años antes del objetivo del Acuerdo de París. Otras cerveceras también tienen el compromiso de adelantarse a esa fecha, Heinecken quiere conseguirlo antes de 2025 y también Ambar quiere llegar antes de 2050.
Compensar en los bosques
Hasta entonces, si no se puede evitar del todo emitir CO2 a la atmósfera, algunas marcas han empezado a compensar por ello, bien invirtiendo en proyectos para proteger bosques en el Amazonas o en la misma comunidad autónoma porque son sumideros de CO2, lo absorben. Es el caso de Estrella Galicia y de Ámbar, que colaboran con proyectos de conservación en en el Amazonas. La segunda hace también en España una contribución voluntaria por las emisiones que genera la producción de su cerveza "Triple Zero".