Alberto Varela: “Es un lujo afirmar que septiembre y octubre se han convertido en los nuevos agosto”

Ya tenemos suficientes datos para hacer una evaluación de la situación turística de este año y podemos decir que octubre es el nuevo agosto. El turismo español cerrará 2025 con un crecimiento ligeramente superior al de la economía en general. El impulso pospandemia se ha agotado y el sector regresa a una senda más estable. La temporada alta de julio y agosto pierde peso frente a la primavera y al otoño, con un 10% más de visitantes en esas fechas, lo mismo que en el resto de Europa, siempre según los grandes touroperadores. Como señalaba el Financial Times refiriéndose al turismo emisor británico, “octubre es el nuevo agosto”, una frase que resume muy bien la tendencia. El balance provisional indica que, al terminar 2025, habremos tenido un moderado crecimiento de los ingresos por turismo, lejos del ritmo de los dos últimos años.

 Los principales países emisores —Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia— ya han desplazado parte de sus viajes hacia la primavera y el otoño.  Las razones son claras: temperaturas extremas en pleno verano, riesgo de incendios, confirmado este año, destinos saturados y una diferencia de precios que puede alcanzar hasta el 40% en los paquetes turísticos.

Las comunidades que siguen concentrando la mayor parte de la demanda son Cataluña, Canarias, Baleares, Andalucía, Madrid y Comunidad Valenciana. El repunte de los precios de hoteles, restaurantes y transporte aéreo ha superado con creces la inflación general, lo que afecta al gasto de los turistas. Desde 2018, el porcentaje de viajes realizados entre junio y agosto ha descendido cada año, aunque el número total de visitantes continúe creciendo. Las familias con hijos en edad escolar siguen obligadas a viajar en verano. Una parte de ellas ha optado por Turquía, que ofrece precios más bajos que España en la modalidad de todo incluido. Sin embargo, cada vez hay más viajeros sin ataduras familiares que pueden organizar sus desplazamientos en cualquier momento del año. Entre ellos se encuentran jubilados, parejas cuyos hijos ya son adultos y trabajadores con fórmulas flexibles de teletrabajo. Este grupo es el que está alimentando la desestacionalización del sector.