Tertulia con Empresarios: “Aplicando la lógica perdida, lo normal es que se convocaran elecciones generales anticipadas de inmediato”

Antonio Alcaraz, Justo Carmona, Piedad Rodríguez y Vicente Saval, han sido los cuatro componentes de la última mesa de tertulia celebrada en los micrófonos de LEO RADIO, dentro del programa AIRE FRESCO. La posibilidad de que se adelanten unas elecciones es uno de los temas que tiempo ha ocupado, aunque de él se han abierto diferentes derivadas. El servicio militar, opcional, voluntario, remunerado y/o obligatorio, ha sido otra de las cuestiones que más polémica ha generado.

El 21 de diciembre es la primera cita para las urnas. Los comicios autonómicos en Extremadura, anticipados, marcan el inicio de un largo y tenso ciclo electoral en toda España, que concluirán con las generales, cuando Pedro Sánchez decida que es el momento propicio. A estas alturas, casi nadie apuesta porque se vaya a cumplir la legislatura completa, dada la debilidad parlamentaria del PSOE, pero todo dependerá de cómo queden los resultados en las regionales y los pactos posteriores para formar gobierno.

Pase lo que pase, todas las fuerzas políticas, sin excepción, están ya en modo preelectoral. Todas las decisiones y propuestas hay que leerlas en esa clave. Desde los anuncios del PP en materia de vivienda, hasta el techo del gasto público (con una subida superior al 8% para 2026), anunciado ayer por el Gobierno. Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez son conscientes de que sus propuestas no son más que auténticos brindis al sol, pero hay que fijar posiciones; aunque el PP no sabe quién podría ser su vicepresidente en materia de vivienda y el PSOE no tiene dudas de que será incapaz de sacar adelante los Presupuestos. Se trata de lanzar anuncios que puedan hacer daño a sus contrincantes.

Mientras tanto, los dos partidos mayoritarios eligen los asuntos que les pueden ayudar a ganar posiciones en las encuestas y en la urnas cuando llegue el momento. Los populares insisten en denunciar la corrupción socialista y de la familia del presidente, pero se encontraron ayer con la imputación de varios de sus altos cargos en Almería por la compra irregular de mascarillas. Y los socialistas se centran en la mala gestión de los gobiernos autonómicos del PP en materia de sanidad o en la dana en Valencia. Y ambos se lanzan a por el voto joven que últimamente mira hacia Vox.

Curiosamente, en España los ciudadanos no parecen castigar demasiado a las fuerzas políticas por los casos de corrupción. Es algo que ha sucedido durante años (Felipe González aguantó tres años, entre 1993 y 1996, mientras los escándalos se sucedían, y Mariano Rajoy resistió con todos los casos en los juzgados hasta la moción de censura de 2018), como si la ideología y el deseo de mantenerse en el poder estuviera por encima de la limpieza y la ética. Cuando los dos mayores partidos acumulan tantos escándalos, los ciudadanos optan por mirar hacia otro lado.

Las formaciones de la denominada "nueva política" tampoco han sabido sacar provecho de la corrupción rampante que no cesa. Podemos, primero, y luego Sumar, no han dado ni un paso en contra de los escándalos del PSOE, con quien comparten mesa del Consejo de Ministros. Y los independentistas que apoyan al Gobierno amagan pero no aprietan el botón que acabe con la legislatura.

En el otro lado, Vox sí amaga estos días con utilizar la corrupción del PP para robarle votos en las próximas elecciones. Aunque prefieren insistir con el fenómeno de la inmigración ilegal y su supuesta influencia sobre la seguridad en las grandes ciudades. Santiago Abascal está especialmente crecido, porque sabe que su partido sigue al alza en las encuestas y que será decisivo para formar gobiernos en Extremadura, Castilla y León, Valencia... y a lo mejor en Andalucía y Aragón. Su estrategia de abandonar los gobiernos regionales le ha dado buenos resultados y quiere obtener réditos durante este ciclo electoral.

Nos esperan meses de alta tensión en los parlamentos y en las calles. Ni el PSOE ni el PP van a dar un paso para destensar la situación. Al contrario, ambos utilizarán todas las armas a su alcance para mostrar las debilidades de sus oponentes y alertar sobre los riesgos que nos esperan. Sánchez volverá a utilizar el miedo a la ultraderecha y Feijóo seguirá buscando desgastar a un gobierno y un partido que ocupa muchos banquillos en los juzgados, como ellos mismos en los años anteriores.

No hay ninguna posibilidad de que se frene ni la fragmentación, ni la polarización en la política española. Tan solo el PP podría mantener las mayorías absolutas en Madrid, Andalucía o Galicia, aunque tampoco está tan claro. Sin embargo, ningún partido hablará de posibles pactos durante las campañas electorales. Es un tema tabú en estos momentos, porque cualquier anticipo de acuerdos poselectorales pueden hundir sus resultados.

Los socialistas se hartaron en su día de negar pactos de gobierno con Podemos, con Bildu o con los independentistas catalanes, pero luego se abrazaron a ellos para llegar al poder, primero, y mantenerse después. Y los populares firmaron apresuradamente alianzas con sus competidores de la extrema derecha en gobiernos regionales y ayuntamientos, tras haber arrasado en las elecciones; algo que les costó no obtener los escaños suficientes en las generales de julio de 2023 para gobernar. Sánchez agitó el miedo a la derecha radical y echó por tierra un triunfo que Feijóo ya daba por descontado.

La incógnita que se mantiene es cuándo se convocarán las elecciones generales. Ya me he equivocado varias veces al augurar que serían antes de que acabara este año, pero la situación de inestabilidad política no permite creer las bravuconerías del Gobierno de que serán en 2027, "cuando toca". Es impensable que un ejecutivo pueda seguir gobernando sin poder aprobar leyes o incluso convalidar decretos ley en el Parlamento. La ruptura anunciada por Junts en las últimas semanas agrava además la situación. No hay que olvidar que el partido que sigue presidiendo el prófugo Carles Puigdemont necesita que las generales se celebren antes de las municipales, previstas para 2027, porque pueden sufrir una derrota histórica a manos de Alianza Catalana. Así que no hay que descartar sorpresas.