Otegi nos democratiza, Rufián sube impuestos en Madrid y el Supremo pierde las 40 maletas de Delcy. ¡Aleluya!
Va tan rápida la destrucción del sistema constitucional en España, que las afrentas a la nación, los delitos del Gobierno contra el Estado y las prevaricaciones judiciales se suceden a diario, por horas, casi por minutos. En una semana hemos oído al pistolero etarra llamado "El Gordo", que Zapatero y el reinventado Rubalcaba convirtieron en "hombre de paz", en una alocución emitida en directo simultáneamente por la primera cadena de la televisión pública y por La Sexta, la de más audiencia entre las privadas, para anunciar su condición de socio de presente y de futuro en el Gobierno de Iglesias, presidido por Sánchez, para "democratizar" el Estado Español. A cambio, Marlasca sigue acercando a casa a los más sanguinarios etarras. Todo el Gobierno, sin excepción audible o escrita, han saludado la entrada del partido de la ETA (al que le dan el pésame si un etarra se suicida) en lo que Iglesias ha llamado, con absoluta precisión, "la dirección del Estado".
ETA y ERC en la "dirección del Estado"
En un formidable artículo en El Mundo, Javier Redondo recurría a su experiencia en eso que Rita Maestre -para halagar en La Tuerka a su entonces jefe, el lujurioso Iglesias- llamaba "el soviet de la Complu":
"Todo el que conoce las entrañas del islote naranja, pastoso y gris del campus de Somosaguas sabe dos cosas: que Iglesias sólo necesita ganar una vez -gracias a Sánchez ni siquiera ganar- y que el núcleo fundador que se zampó a IU representa lo mismo que Bildu en clave nacional.”. Y el resultado de esa operación a tres bandas ETA-Podemos-PSOE sería que “Otegi es hoy el primer barón de Iglesias, líder del Bildu nacional y vicepresidente curtido en la agitación y violencia callejera”.