Lo de aquel Pedro con Jesucristo será un pasatiempo de sobremesa
Leopoldo Bernabeu
Durante bastantes años anduve tras el anhelo constante del olor a poder. Quería saber que se sentía ahí arriba. Nunca tuve claro si era más jugoso ser rico o poderoso. Después de años de infructuosa búsqueda, concluyo que es el miedo la herramienta más poderosa que existe para el control del colectivo. Todo unido en una peligrosa coctelera, el único resultado que nos vale es estar a tiempo para poder escapar. Si tienes salud y estás en paz contigo mismo, el resto se supera.
Pienso en nuestro presidente del gobierno, dos años menor que yo, y siento una profunda lástima por él. Y no vale pensar que por ser quien es y haga lo que haga, siempre tendrá respaldo social y escapatoria. Ni de coña. En cuanto suelte el poder, no le conoce ni la madre que lo parió, que ya lo dijo Alonso Guerra. Y si no que se lo cuenten a esos tantos que han terminado en la horca, fusilados o debajo de un puente. Vuelve el dilema a mí: ¿qué tendrá el poder que les hace olvidar que también les llegará la hora del juicio final?
Enfocamos la recta final del mes de julio y la inmensa mayoría piensa en disfrutar de esos días ganados a pulso durante meses, si es que no se ha hecho ya. Es el momento de la reflexión interna de cada uno, de ahí que busquemos con cierta desesperación huir de la rutina, como el sueño que pudiera convertirse en eterno. La edad nos va enseñando que el partido avanza, no se detiene. Y no siempre nos van a recordar cuando hay que echar el freno de mano y soltar lastre de lo que no puede ser para adentrarnos en nuestra realidad, la alcanzable, acomodándonos a disfrutar de ella hasta el punto de enamorarnos. Ese es el momento en el que entendemos, por fin, que hemos llegado a tiempo, aunque veamos con plenitud la cantidad de tiempo perdido. No le des vueltas, agua pasada no mueve molino.
Releo la prensa por afición y por obligación, me embriaga un desasosiego implacable. Sigo pensando en Sánchez: El Supremo esperando hasta cinco informes más para seguir hundiendo la vida y la imagen de ese zombi con corbata que habita en la Moncloa, mientras sus queridos socios catalanes, los unos y los otros, le dicen que, a pesar de haberles dado la llave de la caja y haber cabreado al 80% de españoles, no tienen bastante, que quieren más. Como los informes de la Uco sean como el que ya conocemos, no habrá sitio en la tierra donde pueda esconder su deshonra. ¿Te imaginas lo que nos vamos a encontrar en los 65 millones de folios que se pueden rellenar con los audios que ha grabado el infausto de Koldo durante 12 años?. ¿De verdad vale la pena todo esto?.
No me extraña lo más mínimo que el yerno de Sabiniano, maestro del que aprendió donde no debía tirar nunca la toalla, coja el Falcon, apure la gasolina que le quede, y se vaya a visitar a sus colegas latinoamericanos. Entre el ex presidiario Lula da Silva y ex terrorista Gustavo Petro, todos con hilo directo con el dictador Maduro y las marionetas de Nicaragua y Cuba, tendrán que buscarle algún lugar donde este tipo, junto a su amigo Zapatero, puedan poner el huevo, más pronto que tarde, en cuanto el chaparrón de mierda sea tan imparable que no vuelva a salir el sol por la Moncloa.
Disfruto viendo el nivel de ignorancia que existe a nuestro alrededor, motivo que ensancha la capacidad de aguante y acrecienta la del disfrute ante la nula posibilidad de que esto cambie. Leo que, por fin, bajaría Sánchez de los 100 diputados si hoy hubieran elecciones y me pregunto quienes son eso más de 5 millones de españoles que todavía votarían a quien les lleva al matadero. El niño del pijama y el flautista de Hamelin, cogidos de la mano. Sánchez disfruta viendo como Vox y PP siguen a la gresca, obligando al inteligente a separarse un poco más de la política, haciendo crecer las posibilidades de la burricie. Mientras tanto, el problema de la inmigración, superado Torre Pacheco, sigue campando por nuestra espina dorsal, esa que nos cruje al reconocer que si no tienes 80.000 euros en tu cuenta bancaria, no tienes hoy ni para la entrada de un piso.
Me apiado de Pedro Sánchez. Sigo hablando de él porque es quien gobierna y yo quien opino e informo, pero me apiado. Lo liquidaron, cogió su Peugeot y volvió. Hoy perjura, en esa misma intimidad en la que Aznar escribía en catalán, la mala hora que eligió para vengarse de todos. Quizás lo merecían y lo consiguió, se infló de poder y se le fue de las manos. Ya no tiene escapatoria. En su persecución, olvidó cuidar las formas y se rodeó de los correctos para la cuita, pero no para lo que esperaba después. Hoy todo se sabe, está de mierda hasta el cuello. Hemos visto, leído y escuchado la punta del iceberg. Al Titanic lo hundió un hielo de nevera comparado con lo que nos espera. Su presente es jodido, su futuro insoportable. Me apiado de Pedro Sánchez, sólo esperamos saber cuando lo desconectan del respirador artificial. Que diferencia con Franco, que después de 39 años murió en la cama y con el país aclamándole. Está muerto pero camina como un buen zombi. En cuanto caiga, lo de aquel Pedro con Jesucristo será un pasatiempo de sobremesa, comparado con el nuestro. Mientras tanto, disfruten de lo votado.