La viagra prolonga la vida de los hombres con problemas de corazón

Varones diagnosticados con EAC (Enfermedad de las Arterias Coronarias) ahora sí que pueden tomar Viagra, el fármaco que se extrae de la molécula sildenafilo para la disfunción eréctil y, además, pueden vivir más tiempo y tienen menos riesgo de sufrir un nuevo ataque cardíaco. A finales de noviembre de 1998 empezó a comercializarse en todo el mundo.

Un equipo de científicos del Instituto Karolinska, coordinados por el profesor Martin Holzmann, son así de contundentes en las conclusiones de su estudio que aparece en Journal of the American College of Cardiology.

Como se sabe, la disfunción eréctil es la incapacidad de lograr o mantener una erección adecuada para tener relaciones sexuales. En su aparición influye, entre otras cuestiones, si se toman fármacos para controlar la tensión arterial, tabaquismo, abuso de alcohol y también problemas de tipo hormonal. Con frecuencia, la disfunción eréctil -según los especialistas- se atribuye a más de una causa.

Los inhibidores de la enzima fosfodiesterasa 5 (PDE5), como los medicamentos Viagra y Cialis, que se toman por vía oral antes de mantener relaciones sexuales, inhiben esa molécula en el pene para aumentar el flujo sanguíneo. Estos inhibidores disminuyen la presión arterial y antes los clínicos no recomendaban estos fármacos para hombres con enfermedad de las arterias coronarias, debido al riesgo de sufrir un ataque cardíaco.

Sin embargo, en 2017 el profesor Martin Holzmann y su equipo demostraron que los varones que han tenido un ataque cardíaco toleran bien el fármaco que se extrae de la molécula finasteride y que, incluso, prolonga la esperanza de vida y protege contra nuevos infartos e insuficiencia cardíaca.

Viagra y enfermedad de las arterias coronarias

Los efectos negativos de Viagra en personas de edad los interpretó genialmente el actor Jack Nicholson en la película Something’s Gotta Give (Cuando menos te lo esperas).

Ahora, el profesor Holzmann ha comparado el efecto del medicamento alprostadil con los inhibidores de la PDE5 en hombres con enfermedad arterial coronaria estable.

Los pacientes habían sufrido un infarto, dilatación con balón o una cirugía de derivación de la arteria coronaria, al menos, seis meses antes del inicio del tratamiento para la disfunción eréctil.

Como recuerda Holzmann, “el riesgo de un nuevo ataque cardíaco es mayor durante los primeros seis meses, después de lo cual consideramos que la enfermedad de las arterias coronarias es estable”.

En su trabajo, incluyó a 16.500 varones tratados con inhibidores de la PDE5 y cerca de 2.000 que recibieron alprostadil. Los datos se obtuvieron de los registros de pacientes, fármacos y causas de muerte.

En las conclusiones se demuestra que aquellos que tomaron inhibidores de la PDE5 vivieron más tiempo y tuvieron un menor riesgo de sufrir un nuevo ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca, dilatación con balón y cirugía de bypass que los que recibieron alprostadil. Cuanto más frecuente era la dosis de inhibidor de la PDE5, menor era el riesgo.

Para el profesor Holzmann, todo esto sugiere que “existe una relación causal, pero un estudio de registro no puede responder a esa pregunta. Es posible que los que recibieron inhibidores de la PDE5 tuvieran mejor salud que los que tomaban alprostadil y, por lo tanto, tuvieran un riesgo menor. Para determinar si es el fármaco el que reduce el riesgo, tendríamos que asignar pacientes al azar a dos grupos, uno que tome PDE5 y uno que no. Los resultados que tenemos ahora nos dan una muy buena razón para embarcarnos en un estudio de esta clase”.

La EAC, principal causa de muerte en Estados Unidos

La EAC es el tipo más común de enfermedad cardíaca. Es la principal causa de muerte tanto en hombres como en mujeres en Estados Unidos, según MedlinePlus. Se diagnostica cuando las arterias que suministran la sangre al músculo cardíaco se endurecen y se estrechan.

Esto se debe, fundamentalmente, a la acumulación de colesterol en la capa interna de las paredes de la arteria, dando lugar a la arterioesclerosis. A medida que esta avanza, fluye menos sangre a través de las arterias. Como consecuencia, el músculo cardíaco no puede recibir la sangre o el oxígeno que necesita. Eso puede conducir a dolor en el pecho (angina) o a un infarto.

La mayoría de los infartos ocurren cuando un coágulo interrumpe de repente el suministro de sangre al corazón, causando un daño cardíaco permanente.