Fernando Escudero y Álvaro Lazaga: “Sentimos muy de cerca y a diario, el cariño de todo Benidorm”
No puede existir envidia más sana que esa que resulta de escuchar las andanzas y aventuras de esta pareja de parejas muy sobrenaturales. Porque muy a pesar de su extrema humildad, están haciendo, con plena libertas, eso que a la gran mayoría, tanto los que lo dicen como aquellos que no, nos gustaría. Vivir la vida. Están recorriendo el Camino de Santiago que une Benidorm con la ciudad del apóstol más mediático y llevan así desde más de un mes, 31 etapas concretamente. Han recorrido casi 900 kilómetros, les quedan algo más de 200 y todo ese peregrinaje se refleja a diario en el Youtube de Álvaro Lazaga. Dos héroes modernos que nos enseñan, sin que sea esa su intención, que el camino que hemos venido a recorrer en esta vida, tiene aquellas dificultades que cada uno le quiera poner. Escuchándoles se llega a la conclusión de que todo puede resultar infinitamente mucho más sencillo.
Conocido también por Camino de las Peregrinaciones o Ruta Jacobea, constituye uno de los focos hacia el cual se encaminó la piedad de miles de peregrinos durante siglos, desde que el sepulcro del Apóstol Santiago, patrón de la peregrinación a Compostela, se descubrió en el primer tercio del s. IX. A partir del s. XI se conoce como Camino de Santiago, por antonomasia y, desde esta fecha, obra como referencia de situación de tierras en los documentos notariales. Camino francés, sin embargo, es la denominación de mayor antigüedad y persistencia, sobre todo por parte de los peninsulares.
Con el descubrimiento de la tumba de Santiago por el obispo Teodomiro, en torno al año 810 y bajo el reinado de Alfonso II el Casto, comenzó una de las peregrinaciones más consideradas de la cristiandad con destino a Compostela. Como fenómeno histórico, la ruta jacobea pasa por diversas etapas: desde su época floreciente durante los ss. XI y XII hasta su decadencia que, más o menos oscilaciones, comienza en el s. XIV como consecuencia de los cambios socioeconómicos e ideológicos.
Desde diversos lugares de Europa partían numerosas rutas hacia Compostela. Así los peregrinos que partían de Francia podían seguir la vía tolosana, la podianense, la limosina, y la vía turonense. Desde Italia los peregrinos se encaminaban, partiendo de Roma, hacia Arlés y Génova, por la costa, siguiente ruta de nuestro intrépido peregrino Lazaga.
Ya dentro del marco peninsular, el camino francés es el más seguido. Sin embargo, esta vía principal ofrecía numerosas ramificaciones que enlazaban santuarios de distintas partes de la Península y que se fueron introduciendo lentamente como motivo de peregrinación. A los nuestros los tenemos por tierras leonesas apunto de adentrarse en la recta final del Camino de Benidorm a Santiago.