Estudiar en casa o en la biblioteca: ¿qué opción consume más energía durante la preparación de la PAU 2025?

Con las PAU 2025 ya finalizadas en casi todas las comunidades autónomas, miles de estudiantes españoles han cerrado una etapa crucial en su acceso a la universidad. Mientras se espera la publicación de notas y la apertura de procesos de admisión, es un buen momento para reflexionar sobre los hábitos que acompañaron esta intensa preparación. Más allá de las horas de estudio, surge una cuestión relevante: ¿qué espacio implicó un mayor consumo energético, el hogar o la biblioteca?

Estudiar en casa para la PAU: comodidad a costa del consumo energético

Durante las semanas previas a la PAU 2025, muchos estudiantes optaron por prepararse desde casa, donde contaban con flexibilidad horaria y control total del entorno. Sin embargo, esta elección implicó un aumento considerable en el consumo energético diario. Las largas jornadas de estudio requerían mantener en funcionamiento varios sistemas y dispositivos:

  • Ordenadores y tablets

  • Lámparas de escritorio

  • Sistemas de climatización

La climatología primaveral, cambiante según la región, llevó a un uso intensivo de aire acondicionado o calefacción, especialmente en zonas como Castilla-La Mancha o Andalucía. Además, en muchas viviendas no se cuenta con espacios energéticamente eficientes, lo que obliga al uso de ventiladores o estufas portátiles.

Por otro lado, el uso constante de dispositivos digitales para realizar simulacros, consultar recursos o conectarse a clases virtuales implicó un consumo constante de electricidad. Aunque estudiar en casa elimina el gasto asociado al transporte, este ahorro no siempre compensó el uso prolongado de luz artificial y electrónica. En definitiva, la comodidad del hogar vino acompañada de un coste energético que muchos no consideraron hasta que llegó la factura, especialmente con el actual precio de la luz en España.

La biblioteca en época de PAU: eficiencia colectiva frente a coste de desplazamiento

A pesar de que la mayoría de las PAU ya han concluido, muchos estudiantes recuerdan que su preparación fue más efectiva en bibliotecas públicas. Estos espacios, especialmente adaptados durante la campaña de exámenes, ofrecieron entornos propicios para la concentración y, además, una ventaja importante: menor consumo energético individual.

Las bibliotecas están diseñadas para ofrecer:

  • Iluminación LED y luz natural

  • Climatización centralizada

  • Acceso compartido a internet y enchufes

Este modelo permite que decenas de estudiantes compartan recursos sin que cada uno tenga que gastar energía en su propia casa. El ambiente controlado, silencioso y preparado para el estudio intensivo resultó ideal para muchos aspirantes a la universidad.

No obstante, el transporte hasta estos espacios fue un factor a considerar. En zonas bien conectadas mediante transporte público o bicicleta, el impacto fue mínimo. En cambio, en localidades rurales o mal comunicadas, el traslado en vehículo privado supuso un consumo adicional de combustible. A pesar de este inconveniente, el balance energético global siguió siendo más favorable en el caso de quienes optaron por preparar la PAU en entornos compartidos y optimizados como la biblioteca. Además, muchos hogares pudieron beneficiarse de estrategias de ahorro en luz y gas al no tener que sostener todo el consumo individual de sus hijos estudiantes durante esas semanas.

PAU 2025: un examen superado con lecciones más allá del temario

Tras una edición renovada y más exigente, la PAU 2025 ha concluido en la mayoría del país. Los estudiantes no solo fueron evaluados en materias clave, sino que también pusieron a prueba su capacidad de organización, resistencia mental y elección de entornos de estudio. Y aunque el resultado académico es lo más visible, también es importante valorar el impacto energético y ambiental de sus rutinas.

Las bibliotecas, cuando están disponibles y bien conectadas, se consolidan como espacios sostenibles y eficaces. Su diseño colectivo favorece un menor consumo por persona y permite aprovechar infraestructuras públicas de manera eficiente.

A medida que el sistema educativo evoluciona hacia un enfoque más transversal y responsable, también se espera que los estudiantes tomen conciencia de su entorno. La preparación de la PAU no solo se trata de aprobar exámenes, sino de asumir hábitos responsables, incluso en lo cotidiano. En una sociedad que valora cada vez más la sostenibilidad, aprender a estudiar con conciencia energética es también una forma de estar mejor preparado para la universidad… y para el futuro.

Reducir nuestra huella de carbono durante el estudio es una lección ambiental clave que trasciende los exámenes. También conviene comparar opciones entre comercializadoras de luz para optimizar los costes domésticos a largo plazo, especialmente en hogares con estudiantes que pasan muchas horas conectados. Al final, prepararse para la universidad también implica adquirir una conciencia energética que acompañará a los jóvenes más allá de la PAU: en su vida universitaria, en su futuro profesional y en su papel como ciudadanos responsables en una sociedad cada vez más exigente con el consumo sostenible.

Fuente: papernest.es