Elisio Da Silva: “El ayuno intermitente es magia pura, la mejor invención que se ha creado para nuestro organismo”

El ayuno intermitente es una dieta donde se realizan periodos de ayuno prolongados, entre 16 y 24 horas, durante los cuales sólo se puede beber agua y bebidas no calóricas como té o café, sin azúcar ni edulcorantes. Este estilo de vida ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, mejora la disposición y la agilidad mental, previene el envejecimiento prematuro, además de aumentar la quema de grasa corporal, favoreciendo la pérdida de peso. El ayuno intermitente está recomendado en personas saludables, por lo que se recomienda que se realice siempre con la orientación de un médico o nutricionista, de manera que evalúe el mejor tipo de ayuno intermitente, según el objetivo y la tolerancia de cada persona.

Asimismo, durante el ayuno intermitente, también es posible sentirse más alerta, mejorar la memoria y presentar mayor disposición, mejor humor y una sensación general de bienestar. 

Los principales beneficios del ayuno intermitente son:

Regular los niveles de colesterol y triglicéridos: esto debido a que la alimentación realizada antes y después del ayuno debe ser baja en azúcar y grasas, además de ser rica en fibras, lo que favorece la eliminación del exceso de grasa, ayudando a mejorar los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre;

Acelerar el metabolismo: al contrario de la creencia que se tiene de que el ayuno puede disminuir el metabolismo, esto solo ocurre en casos muy prolongados, como los ayunos superiores a 48 horas. De esta forma, en el ayuno intermitente controlado, la baja ingesta de calorías reduce los niveles de glucosa e insulina en la sangre, y esto obliga al organismo a usar las células de grasa del cuerpo, las cuales suministran mucha energía y aceleran el metabolismo;

Prevenir la hipertensión: aparte de ayudar a reducir el colesterol "malo" (LDL) y los triglicéridos, el ayuno intermitente también aumenta el colesterol "bueno" (HDL), facilitando la circulación sanguínea y previniendo la presión alta;

Prevenir la diabetes: el ayuno intermitente asociado al bajo consumo de azúcar en la dieta, ayuda a equilibrar los niveles de glucosa e insulina en la sangre, ayudando a evitar la diabetes;

Favorecer la pérdida de peso: permanecer un período sin comer, disminuye los niveles de la hormona insulina en la sangre, aparte de estimular el organismo a usar las reservas de azúcar y las células de grasa, lo que contribuye directamente a la pérdida de peso;

Evitar la flacidez: el ayuno intermitente promueve el aumento de los niveles de la hormona GH (hormona de crecimiento) en la sangre. De esta manera, esta hormona, además de facilitar la quema de grasa del cuerpo, también ayuda a aumentar la masa muscular, previniendo la flacidez;

Desintoxicar el organismo: permanecer sin comer por un corto período, beber bastante agua y evitar alimentos grasosos y ricos en azúcar, disminuye los niveles de azúcar y de grasa en el organismo, lo que contribuye al equilibrio de la flora intestinal y desintoxica el cuerpo, evitando problemas de salud como asma, artritis, cáncer y esteatosis hepática;

Disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas: por ser una dieta rica en fibras, vitaminas y antioxidantes, el ayuno intermitente previene la formación de placas de grasa en la sangre, ayudando a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infarto, derrame y aterosclerosis, por ejemplo;

Prevenir el envejecimiento precoz: disminuir el consumo de azúcar y grasa, y darle prioridad a los alimentos ricos en fibras y vitaminas, como ocurre en la dieta de ayuno intermitente, ayuda a reducir la inflamación, promover la hidratación y aumentar la producción de colágeno, lo que disminuye las arrugas y evita el envejecimiento precoz.