El día que Hacienda tardó 24 horas en investigar al rey emérito y dijo que no había cuentas en Suiza

Era verano de 2018, hacía sol y  la Audiencia Nacional investigaba sin tapujos el dinero del rey emérito, sin necesidad de dejar las pesquisas en manos de sus compañeros del Supremo. En aquellas fechas, el juez de apoyo Diego de Egea abrió una causa para investigar las revelaciones que la empresaria Corinna zu Sain-Wittgenstein realizó al comisario José Villarejo. Unas cintas en las que la empresaria confesaba que el rey emérito utilizaba hombres de paja y fundaciones en Panamá para esconder dinero al fisco español

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Con la sospecha sobre la mesa, el juez decidió investigar también la concesión del contrato del Ave a La Meca. Y en el seno de esas pesquisas, el cuatro de septiembre mandó un oficio a la Oficina Nacional contra el Fraude Fiscal para conocer si Juan Carlos de Borbón tenía cuentas en el extranjero. 

La contestación de Hacienda, de los especialistas contra el fraude fiscal en concreto, llegó en menos de 24 horas. Solo un día tardaron en enviar los resultados desde la ONIF. Según la documentación oficial, el rey emérito no tenía ni había controlado ninguna cuenta en Suiza. En realidad y según reconoció él mismo en su regularización, había disfrutado más de siete millones de euros solo desde 2015. En uno de los depósitos, abierto a nombre de una fundación pantalla, llegó a guardar en 2008 65 millones de euros. 

Una regularización "completa"

Pero la Hacienda española no detectó los datos. Era complicado, ya que los especialistas en fraudes financieros no hicieron pesquisa alguna más allá de teclear el nombre del rey emérito en sus bases de datos y confirmar que nunca había declarado de forma oficial activos en el extranjero. No hubo más diligencias ni más sospechas. No hubo preguntas. Nada.

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Tres años después, ese mismo organismo tiene en su mano el análisis de los documentos enviados desde Suiza para investigar los fondos del monarca. La Fiscalía del Supremo, encargada de investigar los tres procedimientos abiertos desde 2020, considera que la regularización fiscal de Juan Carlos de Borbón fue “voluntaria” y “espontánea”, por lo que ahora deben ser los funcionarios de Hacienda quienes confirmen además si es “completa”, es decir: si el rey emérito ocultó algún dato más o si esta vez fue realmente transparente frente a la Agencia Tributaria.