Objetivo: capturar al PSOE - Enric Juliana
Un Partido Popular girondino. En la Puerta del Sol esta no la vieron venir. El escaso entusiasmo de algunos exponentes de la derecha madrileña ante las tonalidades pastel de Alberto Núñez Feijóo es difícil de disimular. Conviene empezar por este punto. Habrá que verificar en las próximas semanas cuál es el grado de unidad de todos los activos de la derecha española alrededor del proyecto esbozado por Núñez Feijóo en el congreso de Sevilla: un PP moderadamente girondino que marca distancias con Vox, habla en gallego en público y retira discretamente los colores de la bandera de España del logo del partido.
[Con Pablo Casado, los colores de la bandera española daban cuerpo al estilizado cormorán, que ahora aparece en blanco sobre fondo azul, encima de las siglas del partido.]
Núñez Feijóo ofrece un PP moderadamente girondino
Algunos no han tardado ni veinticuatro horas en fruncir el ceño. El diario ABC le recordaba ayer al nuevo presidente del PP que debe cuidar con esmero las “sinergias” con Vox, ya que, bajo su parecer, la derecha no puede poner en pie una mayoría alternativa sin el apoyo de los de Santiago Abascal.
Se trata de la opinión relevante del más veterano diario madrileño, que ejerció de coordinador intelectual del golpe de mano que derrocó a Casado el pasado mes de febrero. Destacados medios de comunicación de Madrid jugaron un papel decisivo en la crisis más teatral vivida por la derecha española desde 1977. Se pusieron al lado de Isabel Díaz Ayuso, avivaron la protesta en la calle Génova y emplazaron a los barones del partido a cortar amarras con el desautorizado grupo dirigente. El ultimátum a Casado para que entregase la cabeza fue lanzado por ABC, adelantándose a los demás medios de la órbita conservadora.
Núñez Feijóo se movió entonces con mucha habilidad. Dejó que la presión abatiese a Casado, le retiró definitivamente el apoyo cuando ya estaba lanzado el ultimátum, y se aseguró que no habría ningún otro candidato antes de presentarse como solución al cisma, de común acuerdo con el grupo dirigente andaluz.
Ganar y forzar al PSOE a apoyar un gobierno de concertación
Ejecutados todos esos movimientos con perfecta sincronización, Núñez Feijóo ha conseguido ser aclamado presidente del Partido Popular. Con ustedes uno de los alumnos predilectos de José Manuel Romay Beccaría, ochenta y ocho años, jurista, letrado del Consejo de Estado, secretario general de Sanidad durante el despegue del desarrollismo franquista, constructor, por tanto, de la ley de bases de la Seguridad Social; secretario general de la Presidencia después de la muerte del almirante Carrero Blanco, vicepresidente de la primer gobierno de la Xunta de Galicia y presidente durante tres años de la Diputación de A Coruña, consejero de Sanidad y de Agricultura en Galicia, ministro de Sanidad en el primer Gobierno de José María Aznar, diputado, senador y presidente del Consejo de Estado. Romay Beccaria, el Andreotti de Galicia, un hombre que nunca levanta la voz, promovió al joven Alberto Núñez Feijóo como presidente del Insalud en 1996 y después le apoyó como sucesor de Manuel Fraga en Galicia, en plena refriega con el sector rural del PP gallego. En la Academia Romay se aprende a modificar los acentos según las circunstancias, que no es lo mismo que decir una cosa hoy y otra mañana.
Con la fuerza que da la aclamación, el nuevo líder ha lanzado en Sevilla su programa de máximos. Un PP moderadamente girondino que no espante a la España periférica sin perder Madrid. Un PP centrado que sea capaz de recuperar votos fugados a Vox en la medida que logre aparecer como fuerza ganadora. Un PP europeísta, atento a Bruselas, Berlín y París, donde no gusta nada la perspectiva de una Europa del Sur condicionada por la extrema derecha en plena glaciación de la Europa del Este.
El objetivo final de ese PP girondino sería hacer prisionero al PSOE en el interior de un gobierno de concertación nacional en el que podría llegar a participar el PNV.
La cuestión es la densidad que puede haber adquirido Vox en la sociedad española. Eso se comprobará en Andalucía antes que acabe el año.