Nuestra inacción la pagaremos cara
Leopoldo Bernabeu
Decir que te pilla por sorpresa cualquier reacción que tenga Pedro Sánchez después de una mala noticia, sería mentir. No reconocer que toma decisiones que cada vez alarman más a la población, también. A nadie le podían caber dudas sobre sus esperadas reacciones tras el varapalo electoral en Andalucía que, unidas a la gran incertidumbre que a su alrededor se ha creado con todo aquello que tiene que ver con Marruecos, Pegasus y la desaparición de la memoria de su móvil, convierten a este pirómano de la política en una bomba de relojería andante que puede explotar en cualquier momento.
Y en parte ya lo ha hecho, lo certificamos con sus reacciones. En los nueve días que han pasado desde que se inició el declive de su ciclo se ha constatado, se ha hecho con Indra, la empresa nacional que se encarga del recuento electoral, se ha cargado al director del INE porque no le gustan los datos estadísticos que este instituto ofrece, se ha sacado de la chistera 9.000 millones más de euros para seguir comprándonos la voluntad a todos, y le ha dicho a los dirigentes marroquíes que la matanza pública más visible de los últimos años es un buen trabajo.
Insisto, estamos en manos de un loco. Un loco que además se está poniendo cada vez más nervioso. Y hoy empieza la cumbre de la OTAN en Madrid. Una reunión de la cual estoy absolutamente convencido del arrepentimiento de quien en su día tuvo la genial idea de celebrarla aquí, en un país cuyo Gobierno está dividido entre los que están a favor y en contra de esta organización de defensa de sus miembros. Un espectáculo de locos que, también estoy seguro, tiene que estar sembrando un imagen de España en el exterior que ya veremos los años que nos cuesta superarla. Sólo un dato: todos hemos visto las reuniones que la reina Leticia tuvo ayer con Jill Biden y en cambio, no tenemos una sola instantánea de las reuniones que la mujer del Presidente de los Estados Unidos se supone que también tuvo con Begoña, la mujer de nuestro Presidente del Gobierno. Curioso, ¿verdad?.
Pedro Sánchez siempre ha sido un mentiroso egocéntrico al que todo le daba igual con tal de seguir en el poder. Pero ese capítulo se está superando de manera muy peligrosa y con creces. Aunque a la mayoría nos suene como algo imposible, así es. Pedro Sánchez es hoy un ser débil y acorralado. Algo muy gordo hay en manos del Gobierno marroquí que lo tiene chantajeado y asustado. Y está tomando decisiones totalmente bolivarianas de índole comunista y dictatorial, a las que me da la sensación que no estamos prestando la atención adecuada. Es lógico que así sea si en su atrofiado cerebro sólo cabe la posibilidad de escapar de todo esto controlando el Estado y sus instituciones, lo que siempre hemos llamado Dictadura.
Si en su día ya se hizo con el CIS sin que pasara nada, debilitó a la Guardia Civil cambiando los mandos que no eran de su cuerda y riéndose también la cara de la Policía Nacional, sacó de la cárcel a los golpistas catalanes y ha metido en el Centro nacional de Inteligencia a los herederos de ETA, también sin que pasara nada, no iba ahora a retractarse ante esta pavorosa y necesaria huida hacia delante. Si no podemos ganar las elecciones, habrá pensado, pues vamos a ver si modificamos los resultados, si no nos gustan los datos estadísticos, pues vamos a cambiar al que los controla, si no nos gusta lo que nos dice el banco de España, vamos hacer lo imposible por que dimita su presidente, y si los jueces toman firman sentencias contrarias a nuestros objetivos, vamos a cambiar las leyes para que entren los que nosotros queremos. ¡¡ No puede ser que Nicolás Maduro mejor que nosotros!!.
Sólo espero que la inacción de una mayoría no redunde en años de desidia para las próximas generaciones.