Tenistas al límite: Rafa Nadal, Naomi Osaka, Roger Federer, Dominic Thiem...

Del siete de enero al 21 de noviembre y del seis de enero hasta comienzos de noviembre. Ese es el calendario que ha programado el tenis profesional -ATP y WTA-, sin contabilizar la disputa de la fase final de la Copa Davis, que se jugará en tres ciudades distintas -una de ellas, Madrid- del 25 de noviembre al 5 de diciembre. Un total de 76 torneos se despliegan por el circuito, sin respiro alguno para aquellos que opten a asentarse en la élite de este deporte.

Este exigente programa pensado para 2021 no ha tenido en consideración el cansancio que arrastraban los atletas del pasado curso, comprimido en unos pocos meses debido al impacto del coronavirus. Y tampoco se ha contemplado que en este año se van a disputar los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Se está reclamando un derroche físico y mental a los jugadores como nunca antes se había visto.

Y, claro, las consecuencias -como en el fútbol o la NBA, los deportes más castigados- no han tardado en asomar. Con un bombazo sobresaliente detonado este jueves. Rafael Nadal ha anunciado que no va a comparecer ni en Wimbledon ni en la cita olímpica. A sus 35 años no le da el cuerpo para semejante traca. Y ya ha sufrido de lo lindo para rendir en lo que va de ejercicio, saliendo lesionado del Abierto de Australia y con molestias de Roland Garros.

No ganó ninguno de esos Grand Slams, a pesar de haberse estrujado. Y ha decidido parar. No le queda otra. El mejor deportista español de la historia ha explicado su postura: "Es una decisión que nunca resulta fácil de tomar y tras escuchar mi cuerpo y hablar con mi equipo entiendo que es la decisión acertada con el objetivo de alargar mi carrera deportiva y seguir haciendo lo que me hace feliz; competir al máximo nivel y seguir luchando por retos profesionales y personales al máximo nivel de manera competitiva".

"El hecho de que haya solo dos semanas entre Roland Garros y Wimbledon este año, no ha ayudado a que mi cuerpo pueda recuperar de la siempre exigente temporada de tierra batida. Han sido dos meses de un gran esfuerzo y la decisión que tomo va enfocada al medio y largo plazo. En estos momentos de mi carrera como deportista, una parte importante es la prevención de cualquier tipo de excesos en mi cuerpo que pudieran impedir seguir luchando en el medio y largo plazo por los títulos", sintetizó.

Esta baja sensible no es la única que van a tener que afrontar los mencionados torneos. Y es que Naomi Osaka, número dos del circuito femenino y una de las referencias absolutas del presente y futuro del tenis, también ha decidido tomarse un descanso. Ya en París abandonó por la erosión mental que sufre. Y ha dicho basta.

"Naomi no jugará Wimbledon este año. Va a tomarse algo de tiempo para pasar con amigos y con la familia (...) Estará lista para los Juegos Olímpicos y está deseando poder jugar enfrente su público en casa", ha publicado su equipo en una nota. Y la estrella nipona ha aclarado esto: "Soy una deportista y mi primer pensamiento es que quiero jugar. Pero como ser humano, veo que estamos en una pandemia y si la gente no está bien y no está segura, es una gran preocupación. No estoy segura de que sea lo mejor celebrar los Juegos".

Otro de los estandartes del corto y medio plazo tenístico, Dominic Thiem, ha hecho lo propio. No atraviesa este maravilloso talento austriaco un momento dulce en cuanto a rendimiento y por ello ha apostado por reiniciar su cuerpo y mente. "Después de hablar con mi equipo y analizar la situación, he tomado la muy difícil decisión de renunciar a los Juegos Olímpicos de Tokio (...) Durante estas dos últimas semanas he trabajado duro y he empezado a mejorar mi estado de forma y mi concentración poco a poco. Quiero seguir trabajando duro para ofrecer mi mejor versión en Wimbledon e intentar defender mi título en el US Open", ha remarcado.

"Deseo lo mejor en Tokio a todo el equipo austriaco. Soy joven y espero poder defender a Austria en París 2024”, sentenció un jugador notable que, por hacinamiento de torneos también declinó participar en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Y su estela ha sido seguida por otro miembro del Top-10 masculino, Roberto Bautista. El español, de 33 años, expuso este pensamiento: "Está siendo una temporada muy intensa tanto física como mentalmente y, tras discutirlo y pensarlo detenidamente con mi equipo, hemos decidido no acudir a Tokio para tratar de encontrar un equilibrio en el intenso calendario que tenemos los tenistas".

Con la baja del castellonense, la armada nacional citada para los JJ.OO. japoneses se ha reducido bastante. Sin Nadal y Bautista, el colectivo queda descabezado. Y, asimismo, Sergi Bruguera y Anabel Medina, los capitanes, deberán confeccionar el equipo con nombres como Pablo Carreño, Alejandro Davidovich, Marcel Granollers, Albert Ramos o Feliciano López -por orden de ránking-. Y la Federación Española de Tenis ha tenido que cancelar el acto previsto para este viernes en el Consejo Superior de Deportes. Pues la incertidumbre es notoria.

En paralelo a esta vorágine, con otros primeros espadas pensando muy y mucho si les compensa seguir sudando cada punto o es mejor aceptar un saludable parón, vive Roger Federer. La leyenda suiza, que está firmando uno de sus peores años desde que es profesional, explicó hace unos días que "claramente, mis objetivos para Wimbledon son bastante altos". "Si no puedo hacerlo bien en Halle, sé que tengo otra semana para continuar practicando", dijo.

Y, efectivamente, no le fue bien en el torneo que da inicio a la temporada de hierba. En Halle debutó ganado (a Ivashka, por 7-6 y 7-5) pero cayó en segunda ronda (ante Auger-Aliassime, por 4-6, 6-3 y 6-2). Olvidándose con una celeridad nunca vista de su aspiración de conquistar su undécimo título en este torneo alemán. Y, para su desgracia, dejó unas sensaciones que riman con lo visto desde enero para susurrar que la jubilación está cada vez más cerca.

Con cinco victorias y tres derrotas en lo que va de año, Federer atendió a los medios -dos horas después, tras caer antes de cuartos de final por vez primera en ese campeonato-. Con casi 40 años, el de Basilea reivindicó su vigencia con la honestidad que le caracteriza. "Sentí que necesitaba tiempo para procesar esto con Ivan Ljubicic (su entrenador)", admitió. Y pasó a analizar lo vivido.

"Tuve muchos altibajos. Un gran primer set, el segundo estuvo bien y luego del primer quiebre del tercero estuve decepcionado. Fui muy negativo, que no es normal en mí. Mi actitud fue mala, no estoy orgulloso de ello. Eso fue decepcionante. Lo bueno es que sé lo que no tengo que hacer la próxima vez. Tengo que mirar para adelante porque lo puedo hacer mejor", respondió.

Se despidió regateando los rumores sobre su retirada. "No quiero tomar ninguna decisión tonta. Quiero ser positivo y mirar hacia mi próximo objetivo, que es Wimbledon. Mis planes ahora son volver a Suiza y tenemos tiempo para discutir cuál es el mejor plan ahora. Tengo tiempo para decidir cuáles son los próximos pasos", defendió. Aunque resulte muy complicado encuadrar su momento vital en un calendario tan erosivo para todo aquel que tenga ambición.