Mazón no debe irse
Es increíble la forma que tiene la izquierda de manipular las tragedias que padece la ciudadanía para que sin excepción sean culpa de «la derecha» que siempre tiene una gran capacidad para estar donde era mejor no estar. ¿Se acuerdan de cómo tergiversaron los atentados del 11-M hace ahora 21 años? Da la casualidad de que todos los autores de la barbarie fueron detenidos por el Gobierno de Aznar en funciones, pero quedó la imagen de una gran conspiración de encubrimiento del PP.
Lo mismo puede decirse de otras tragedias como la del 'Prestige' en Galicia. La culpa no era del armador. Era del Gobierno Aznar. Y la del Yak en el accidente de Turquía. Tampoco era del que contrató el avión. Era de Federico Trillo-Figueroa. O la que se montó contra Paco Camps, que acabó absuelto en los diez casos que se siguió contra él después de conquistar la plusmarca mundial de portadas acusatorias en el diario El País. O contra Rita Barberá a la que asesinaron de un infarto en su hotel de Madrid. En el Equipo Nacional de Opinión Sincronizada hay una tendencia a presentar al PP como un partido asesino, cosa que jamás ocurre con los errores de las administraciones del PSOE.
¿Se acuerdan de la que montó el PSOE por que se sacrificó al perro Excálibur en la crisis del Ébola? Era más importante el chucho que los humanos. Pues ese mismo PSOE ha tenido el valor de hacer que este Tribunal (falsamente) Constitucional exima de culpa a los que robaron unos 800 millones de euros a todos los españoles en los ERE. Sin pudor y con un par.
En este contexto me pasma que una de las grandes cabeceras impresas de la prensa española tenga el valor de pedir la dimisión de sólo uno de los responsables de los innumerables errores de aquella tragedia. Un responsable que ya ha destituido a los dos subordinados con mayor responsabilidad en la pésima gestión de aquella emergencia. Pero al director de ese medio, que supongo que no por casualidad tiene una relación muy estrecha con la tierra de la tragedia donde ha pasado muchos años de su vida profesional y debe tener cuentas que saldar, le parece que eso es insuficiente. Que ante todo debe irse el presidente de la Comunidad Valenciana. De las responsabilidades de Sánchez y el Gobierno central ya hablaremos cuando Mazón sea defenestrado. Primero hay que dar una victoria a la izquierda.
Todo esto empezó con Pedro Sánchez diciendo que «si quieren ayuda, que la pidan». Y ahora ya Sánchez tiene a su lado a medios que uno nunca hubiera pensado ver alineados ahí. Bueno. Nunca no. Hasta hace poco no lo hubiéramos imaginado. Ahora ya es casi de carril. Una portada cuyo tema principal es una foto de Mazón bajo el titular de «Mazón debe irse ya» y que remite a un editorial, no a una información, es más propia de El País. Cada uno sabrá dónde quiere ubicarse. Y no seré yo quien anime a corregir el error. Allá cada cual.
Lo que sí creo importante es que la derecha en España entienda que no puede caer en la enésima trampa de la izquierda en el poder. Aquí hubo una tragedia en la que fallaron todos los responsables de paliarla. Todos. El Equipo Nacional de Opinión Sincronizada lleva meses arremetiendo contra Mazón como antes lo hicieron contra Camps o Rita Barberá para que no se hablase de las corrupciones de la izquierda. Y quienes llevan tiempo desorientados se suman ahora al degüello de Mazón. Que santa Lucía les conserve la vista. Pero no pretendan convencernos del lema de la extrema izquierda de que gestionar mal en el Prestige, o indirectamente en el Yak te convierte en un asesino. Eso es una infamia y así debe calificarse a los que soportan esa tesis: son infames.
Mazón no debe irse mientras no se vaya Sánchez que premió con la Vicepresidencia de la Comisión Europea a la responsable de la cuenca hidrográfica del Júcar, causante de la mayor parte de la tragedia. Hasta que Teresa Ribera no asuma sus responsabilidades y dimita como vicepresidente de la Comisión, Mazón debe seguir en el cargo y trabajar en la reconstrucción de los daños causados por esta tragedia natural.
Loado sea el Señor. Como decía Napoleón, cuando el enemigo se equivoca, no hay que distraerle. En este caso, dejémoslo en rival, no enemigo.