Las cifras oficiales esconden 2,5 millones de parados ocultos en España y la clave para la recuperación del consumo

Está siendo difícil calcular el verdadero impacto de la crisis del coronavirus en el mercado laboral. Los Ertes y el subempleo distorsionan las cifras oficiales y para muchos expertos el desempleo es mucho más elevado de lo que muestran las estadísticas de los gobiernos. Las estimaciones apuntan a que España cuenta con un paro oculto de alrededor de 2,5 millones de personas sin trabajo efectivo a tiempo completo. Los expertos de Allianz Research destacan que tienen un fuerte impacto en la economía, ya que dejan de aportar más de 900 millones de euros al mes en el consumo de los hogares.

A cierre de septiembre, el número de parados es España ascendía a 3,7 millones de trabajadores, según las cifras oficiales; pero para los economistas de Allianz Research habría que sumarle 2,5 millones de personas más, que no están trabajando de forma efectiva y a tiempo completo. Los expertos lo denominan paro oculto y engloba tanto a los trabajadores que se encuentran acogidos a los Ertes como al subempleo, cuando una persona trabaja pero por debajo de las horas deseadas.

La estadística oficial muestra que todavía en España se encuentran bajo los Ertes 728.909 personas, el esquema de protección de empleo que desplegó el Gobierno desde el pasado mes de marzo para evitar una destrucción de empleo masiva. Estos trabajadores, la mayor parte de ellos pertenecen a los sectores más golpeados por la pandemia como el turismo, transporte o hostelería, no son contabilizados como parados oficiales, aunque no trabajen. Los cálculos de Allianz también incluyen a las personas que desean trabajar más horas y que están empleadas a tiempo parcial. Los economistas lo denominan subempleo al no aprovechar completamente la capacidad del trabajador y algunos consideran que debería contabilizarse como paro efectivo. En la EPA del segundo trimestre, alrededor de 1,5 millones de personas se encontraban en esta situación. Además, tiene en cuenta a las personas que han dejado de inscribirse en la búsqueda activa de empleo, que tampoco son tenidos en cuenta en las cifra oficiales del Ministerio de Trabajo.

Los economistas de la firma consideran que la tasa de paro oficial de España, que se encuentra en el 15,33%, debería situarse cerca del 22%. "Las cifras oficiales son solo la punta del iceberg y parece que los mercados laborales en muchos países han demostrado ser mucho más resistentes que la actividad económica", explica Katharina Utermöhl, economista de Allianz Research, pero la experta apunta a que en los países la pandemia ha afectado principalmente a la población activa, a las personas mayores de 16 años que se encuentra en disposición de trabajar. "La fuerte caída de la población activa no tiene precedentes recientes", subraya. Si España contaba con un fuerza laboral disponible de algo más de 23 millones de personas, a finales de junio solo estaban registrados 21,9 millones. Desaparecieron un millón de personas que potencialmente podían incorporarse al mercado de trabajo.

"Más allá de los trabajadores desanimados, este fuerte aumento de la inactividad puede explicarse en gran medida por las características especiales de la crisis del Covid-19", indica. Muchas personas se han encontrado ante la imposibilidad de buscar empleo, por las severas restricciones de movimiento, el cierre de las oficinas de desempleo y la obligación del cuidado de personas dependientes, como son los niños ante el cierre de escuelas.

España no ha sido un caso aislado y en todos los países occidentales se ha registrado paro oculto. La fórmula que utilizan los economistas para sacarlos a la luz es relativamente sencilla. La tasa de paro se recalcula teniendo en cuenta la evolución de las personas que han desaparecido de la población activa.

Desde Deustche Bank apuntan a que la tasa de paro en la zona euro debería situarse por encima del 10%, con el desempleo afectando a más de 16 millones de trabajadores, si se tiene en cuenta el efecto de la caída de la población activa. La tasa oficial de paro escaló al 8,1% en agosto, con 13,2 millones de personas desempleadas.

Pero lo que más preocupan a los expertos son las consecuencias que va a tener sobre la economía el elevado peso del paro oculto. Por un lado, esperan que en poco tiempo empiece a dar la cara y se refleje en la cifras oficiales. Habrá un retorno de las personas que han sido contabilizadas como inactivas a pasar a formar parte del números de parados. La relativa normalidad con la que han abierto las escuelas y las restricciones menores de movilidad permitirán que muchas personas intenten buscar empleo.

Y por otro lado, el ritmo de creación de empleo no terminará de absorber toda la demanda, en mitad de la retirada progresiva de los esquemas de protección de empleo. La perspectiva de que muchos trabajadores acogidos a Ertes termine en desempleo amenaza por si misma la recuperación económica. Un período prolongado de alto desempleo y subempleo amenaza a una de las palancas del crecimiento, el consumo.

Según los cálculos de Allianz, el elevado paro oculto de España supone un impacto negativo de más de 1.100 millones de dólares al mes (935 millones de euros). "Los desempleados que permanecen fuera de la fuerza laboral renuncian al gasto en transporte, ocio, cultura, viajes, restaurantes y hoteles", explica Utermöhl. De los países de la OCDE analizados por Allianz, España es el tercer país más afectado por el paro oculto por detrás de EEUU y Brasil. Al país no solo se ve perjudicado por el elevado número de personas sin trabajo, también por la propia estructura del tejido productivo con una dependencia elevada a los sectores más golpeados por la pandemia.

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