Koldo García Izaguirre: “Estoy cansado de que se me siga acusando de tantas cosas sin prueba alguna” Parte 1
Se va terminando el verano y paulatinamente va regresando el festival, ese al que nos tiene acostumbrados la clase política que, aún habiendo ingresado sus jugosos salarios por no pegar ni chapa, norma que copian con rotunda efectividad a lo largo de todo el año, pero que en verano escuece un pelín más viendo que ni siquiera aparecen por su trabajo al menos para disimular, suelen montar a finales de agosto para dar la impresión de que sus señorías empiezan con fuerza el curso.
Y aquí estamos los periodistas para opinar, los que sí hemos tenido que seguir con el curro durante la canícula si la idea era seguir llevando un sueldo a casa, y el resto de españoles que, que con base central en el mileurismo, han tenido que atender a esos muchos millones de turistas que, gracias a Dios, siguen eligiendo España para pasar sus vacaciones, dejándose el dinerito con el que pagar a los ilustrados senadores que acaban de sacarse de la chistera, ahí es nada, la ampliación del plan de trabajo de la comisión de investigación del que subrayan como caso Koldo, nombre que tapona la principal verdad que nos quieren ocultar desde el principio, y no caso Delorme, que es como la Guardia Civil, bastante más profesional, aunque no en todos sus mandos (capítulo que también abordaré), bautizó este enorme caso de corrupción, con más tentáculos que un pulpo adulto que no deja de reproducirse. Y fíjate, sólo por culpa de esa primaria y sencilla conclusión, me he dedicado durante días al minucioso estudio del asunto y deducido tantas reflexiones que me ha dado para un serial.
El mayor cementerio español de elefantes políticos, esa casa a la que se aúpa a los que ya no se puede exprimir más, no se sabe donde recolocar, todavía no están para jubilarse a pesar de lo que ya nos han costado, o hay que premiar de alguna manera ellos sabrán porqué, pero que en cualquiera de los casos nos siguen costando a los españoles un potosí que cada vez nos endeuda más y que, objetivamente, no sirven absolutamente para nada, se ha desperezado y solicita la comparecencia de 40 nuevos nombres, nada menos, para saber, digo yo, que digan lo que saben, se creen ellos, sobre esa trama de corrupción que, reconocen nuestros senadores, conocen gracias a las informaciones de la prensa y la lenta actuación de la justicia.
Añaden, por aquello de que los nombres dan más el pego, otros 14 que ya habían declarado pero que, como la prensa, esos mileuristas que cobran siete veces menos que cualquiera de ellos, ha hecho bien su trabajo, les ha proporcionado la posibilidad de volver a tener su minuto de gloria en televisión gritándoles lo que les venga en gana, cuanto más alto más audiencia, aún a pesar de que, como ya hemos comprobado mil veces, ese tipo de comisiones sólo sirven para el efímero lucimiento del ilustrado de turno y día en cuestión, auto otorgándose la exhibición con esa posterior etiqueta que se autoañaden argumentando que han hecho su trabajo y que les da para vivir dos o tres días más gracias a las declaraciones que harán en los mismos medios de siempre. Una rueda que todos conocemos. Luego se extrañan de que los medios tradicionales tengan cada vez menos lectores y menos audiencia. Deleznable.
¿Porque hemos decidido llamar a este asunto caso Koldo?. Es la primera reflexión que, pasado un verano en el que la maravillosa combinación que une realizar el camino francés de Santiago y escribir sobre ello durante esos 19 días y 779 kilómetros, me ha permitido concluir. Quizás esté influido por el hecho de ver a este personaje pasear a menudo por mi ciudad, Benidorm, y observar la prudencia con la que actúa si la comparamos con el resto del cuarteto que forma la bautizada familia del Peugeot: Pedro Sánchez, José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Víctor de Aldama, este último seguro que metido en el maletero al más puro estilo Puigdemont. A estas alturas de la película todos los interesados saben de sobra que este grandullón no es más que un señuelo, uno que pasaba por allí en el momento que a otros interesaba , que podrías haber sido tú y que no ha hecho otra cosa en su dilatada vida de más de medio siglo, que servir a las órdenes de quienes le reclutaron, le sacaron de su entorno laboral, le utilizaron como un gran clínex y abandonaron cuando llegó el momento de desviar el gran almacén de mierda que hay que tapar sobre las muchas fechorías que se han cometido, no sólo las minucias de las comisiones en la venta de mascarillas, durante los larguísimos siete años de gobierno del psicópata que se agazapa en la Moncloa, trinchera que simultanea en verano con la Mareta en Lanzarote, dícese de ese palacete que regaló el Rey de Jordania a nuestro Rey Juan Carlos, el monarca sobre el que este personaje no ha podido acumular más miseria, hasta el punto de obligarlo a abandonar la misma nación a la que salvó de un golpe de Estado del que nadie quiere ya acordarse. Todo ello con el silencio cómplice de una ciudadanía huérfana de valores. Al parecer resulta mucho más estimulante para la historia reciente, indultar y amnistiar, muchos años después, a los que intentaron lo mismo en Cataluña con el objetivo de partir España en dos y hoy mandan en una y en otra. Ver para creer.
Siempre me ha sonado demasiado artificial y prefabricado el trolebús de miseria e infamia volcado sobre alguien a quien se acusa de unas comisiones por interceder en la llegada de unas mascarillas, mientras que a otros como el propio Aldama, se le pusiera de patitas en la calle, aun conociéndose la presunta estafa de nada menos que 180 millones de euros en la conocida causa de los hidrocarburos. O al mismísimo Salvador Illa, entonces ministro de sanidad y hoy molt honorable president de la generalitat catalana, que hoy cursa visita, humillándose todavía un poquito más al fugado Puigdemont en su guarida, y eterno candidato al relevo y mantenimiento del frente sanchista, por la compra de ese mismo material, de manera tan difusa como inexplicada, a empresas del pueblo catalán del que fuera alcalde por un valor en torno a los 300 millones. ¿Te habías hecho alguna vez esta interesante reflexión que sirve de excelente comparativa?.
Koldo, del que ya conocemos hasta la talla de sus calzoncillos, gracias a ese enorme interés y gran coordinación de quienes tienen el poder mediático cogido por el mango, no vaya a ser que quien les proporciona nuestro dinero para que puedan pagar nóminas y continuar con el tinglado se vaya a enfadar, no es más que un personaje dedicado en su día a su empresa de seguridad privada, que tuvo la suerte, o quizás la desgracia si le preguntásemos ahora, de haberse cruzado con una pandilla de listillos como Santos Cerdán, primero y Ábalos, después, que vieron en él al necesitado de turno, idóneo para convertirlo en el “chico de los recados” en ese ordeno y mando que ni tú mismo habrías rechazado nunca.
Visto, escuchado y leído lo mucho que sabemos, al que más habría que aplaudir sería al que quisieron tomar por el bobo de la terna, un Koldo que supo tejer estrategias a su alrededor a sabiendas de donde se metía para resguardar sus anchas espaldas de un oscuro futuro que podría llegar, a pesar de que lo aupaban a las más altas esferas, percepción sobre la que no equivocó el tiro. Los demás, políticos de medio pelo y pseudo profesionales de turno, que aplicaban el característico manual del sobrado con “su amigo vasco”, se dan cuenta hoy que estaban junto a un lobo que tenía experiencia sobrada en el resguardo de las gallinas, a las que solo se comería, eso sí, sin dudarlo, si en ello fuese la supervivencia de su familia. Y aunque lo dudo, por los años de experiencia y la aplicación del propio conocimiento que profesa el interesado, quizás termine aplicando la misma estrategia, pero perfeccionada como plato que se sirve frío, de ese “alter ego” que es quien debería poner apellido a este caso, y cuya eficacia es vox populi, que se lo pregunten al propio Ábalos, Iván Redondo o Carmen Calvo, por citar algunos otros clínex, convencido de que cada vez que asalta y arrasa su propio corral tiene más que comprobado que los pollos a su alrededor, la gran mayoría sin cabeza, se reponen con una facilidad pasmosa. La misma que siguen teniendo más de seis millones de españoles que siguen confiándole su voto, a pesar de que los lleva detrás de ellos, cual flautista de Hamelin, hacia el despeñadero.
Todos nos hemos cansado de escuchar en numerosas ocasiones a Víctor de Aldama avisando de la llegada del apocalipsis sobre el gobierno de Sánchez. Lo único cierto hasta la fecha, es que le pusieron de patitas en la calle tras un meteórico acuerdo con Fiscalía que todavía desconocemos, a pesar de tener una acusación en firme de estafa por muchos millones de euros. Algo similar pero en sentido contrario, al interés existente por seguir manteniendo a Santos Cerdán en la cárcel dos meses después de su ingreso en Alcalá Meco. Alguno cerebrito dedujo que todo un Secretario de Organización del partido que gobierna, no aguantaría mucho tiempo en chirona sin cantar la Traviata. Parece dar la sensación de que se siente bastante cómodo e integrado.
La única verdad a día de hoy es que no existe certeza alguna que rubrique que el amigo de Hidalgo, Begoña y perejil de todas lasa salsas del sanchismo más chusquero, esté diciendo alguna verdad. De aquella lapidaria frase “que Pedro Sánchez esté tranquilo que tengo pruebas de todo” a hoy, han pasado casi 10 meses. Palabrería hueca y amenazas al aire. Koldo García, crucificado de por vida al bautizar con su apellido el “caso Delorme”, siempre ha mantenido que Aldama “es un fantasma que no dice una verdad ni debajo del agua”. A pesar de que no hay sentencia judicial alguna, en España, que llevamos un pelín mal eso de la presunción de inocencia, ya se decidió quien era el bueno y quienes los malos de este serial que todavía promete bastantes capítulos.
¿Y sí de repente un juez archivara el caso mascarillas y resultara que Koldo García no se llevó ni un euro y en cambio actuó, como siempre ha defendido, por el interés general en defensa de su país, costumbre aplicada durante décadas en su militar forma de actuar, aprovechando su posición para traer millones de esas unidades cuando más se necesitaban?. Ahí lo dejo, porque no percibo en su actitud lo que a todas luces debería ser una extrema situación de estrés, algo habitual que sucede en aquellos que no tienen la conciencia tranquila. No es lo que desprende, al contrario, no parece sentir cargo alguno de culpabilidad. Es público y notorio, que todo este tinglado, además de dejarle sin trabajo, le ha costado un divorcio y el deterioro de la salud de su madre, una anciana vecina de Benidorm que ha visto como la insultaban y robaban en su propio municipio. Hay alguien que tiene mucho miedo sobre lo que sabe, acumula y guarda como un seguro de vida un Koldo demasiado silencioso.
¿Tendrá mucho que ver en esta forma de actuar sus inicios en el ejército, los servicios prestados como escolta a cargos públicos amenazados por ETA y, sobre todo, los 25 años como infiltrado, de manera gratuita, entre la Guardia civil, ayudando a desarticular comandos terroristas y algo más que es conveniente no añadir?. No tardaremos demasiado en saberlo y conocer detalles, porque aunque la pena de telediario es algo que más de uno conocemos con toda su agresividad e injusticia, me da que a este personaje le afecta bastante poco. Curiosa personalidad que, a pesar de su detención, y las miles de horas de continua difamación por parte de un partido socialista que debería besar por donde pisa, ni una mala palabra se le ha escuchado sobre Ábalos y Santos Cerdán. Vieja escuela le llaman algunos.
No cabe duda que se puede haber sido concejal socialista y llevar tatuadas la bandera de España y de la legión, no siempre el socialismo fue la deshonra y la corrupción que hoy representa. Lo de traicionar a quienes te ayudaron no parece ser su tarjeta de presentación. Quizás sea por ahí donde parecen pinchar en hueso algunos generales de la Guardia Civil, pocos pero tan resentidos como bien pagados, que parecen seguir instrucciones para que este volcán a punto de estallar, no esparza su lava más allá de la espalda de este gran clínex muy usado de nombre Koldo, para que la metralla no salpique a quienes de verdad se debería investigar, perseguir y detener, aunque pasen sus vacaciones cerca de zona volcánica.
Quien a sus 55 años tiene una tarjeta de presentación como Koldo García Izaguirre y ha hecho en la vida lo que él lleva impreso en su piel a través de visibles cicatrices y algún agujero, poco o nada le puede importar lo que le pueda pasar. Deberían haber pensado en esto quienes creyeron que este aizkolari con cara de inocente, era la presa perfecta para frenar en seco el maremágnum de porquería y corrupción que se lleva cociendo en las altas esferas de quienes firman el BOE desde hace 7 años. Olla a presión que no tardará en reventar. Su detención no fue ningún susto, apenas un rasguño en alguien que sabía más que quienes esa madrugada recibieron órdenes de asaltar su casa en Benidorm. Seis meses antes ya habría ofrecido sus llaves a quienes todavía tienen y utilizan su número desde la Benemérita, que siguen siendo bastantes, convencido estoy. Ahora bien, encañonar a su ya ex mujer y, sobre todo a su hija de dos años, es algo que no es perdonable, jamás. A mí no me apetecería tenerlo como enemigo.
Sorprende ver como se maneja entre sus vecinos a pesar de que su nombre es manoseado a diario en prensa, radio y televisión, por quienes apenas saben de lo que hablan, o mucho peor, siguen instrucciones para poder seguir cobrando la nómina a final de mes. Es sabido que la UCO va a seguir sacando más, muchos más informes, convencidos de que sólo hemos leído, escuchado y visto la punta del iceberg. Es una estrategia perfecta de distracción. Al mismo tiempo que nos hacen creer que estos cuatro son unos canallas, nadie pone en duda la eficacia de un cuerpo tan honrable. Yo tampoco, de momento. Koldo ya habrá pensado dejar que el asunto se vaya cociendo a fuego lento, porque sabe, él mejor que nadie, que todo es un montaje urdido al 50% entre cuatro generales que no le pueden ni ver y la potente Inteligencia Artificial, utilizada según él, para crear esas voces que le involucran en no sé cuantos miles de audios, que según él mismo son tan sólo cuatro.
No le importa, al contrario, entiende que su teléfono haya dejado de sonar y ya nadie requiera de esos infinitos favores que ayudaron a tantos durante tanto tiempo, tema que permite ahora a los partidos entretenerse en crear comisiones que no sirven para nada más que su propio ego y nos cuestan un dineral que no tenemos. No le sorprende, resulta difícil discutir con alguien así. No quiere que la nómina de 22 amigos que ya han perdido su puesto de trabajo por relacionarse con él, se incremente más. Es una forma demasiado cómoda de tergiversar una movida a la que ha sido invitado sin pedirlo.
Seguiremos, hay más, mucho más.