Juanfran Pérez Llorca: “Adelanto que Carlos Mazón no tiene pensado dimitir, ni ahora ni después”

Una entrevista con el secretario general del Partido Popular en la Comunicad Valenciana, Juanfran Pérez Llorca, que se realiza después del acuerdo alcanzado por esta formación que gobierna la región con el presidente Carlos Mazón, junto a los diputados de Vox, ha puesto a toda la opinión sincronizada de la izquierda a soltar exabruptos como que son unos racistas y unos xenófobos, sin querer recordar que el presidente Sánchez sigue sin presupuesto dos años después de haber llegado al cargo y que su gobierno está completamente subordinado a los caprichos de los radicales independentistas de Cataluña y nacionalistas del país vasco. Es lo que tiene la memoria selectiva y la desvergüenza mediática de gran parte de este desnortado país.

La comparecencia del presidente Mazón se ha producido tras dos semanas difíciles en las que los pronunciamientos de la jueza encargada de investigar la riada del 29 de octubre han ido depreciando su relato defensivo, un editorial del diario ABC que lo señalaba directamente (“Mazón debe irse”) y una rebaja de la confianza de la dirección del PP (su partido) que vinculaba su futuro a la causa judicial.

¿Estamos hablando por tanto de un mandatario que se hace fuerte en un momento especialmente delicado?. Es lo que parece, transmite esa sensación, decide ponerse en su sitio y plantar cara. Es el mensaje interno que se lanza: jugará hasta la última bala para resistir. Y juega fuerte. Como en el inicio de la legislatura, cuando fue el primer barón del PP en cerrar un acuerdo con Vox, ahora vuelve a asentar las bases de lo que venga sobre ese pilar. Incluso ha hablado de un acuerdo para lo que queda de legislatura, más allá de los presupuestos de 2025.

Eso sí, sucede ahora que todo es muy diferente a 2023 tras la peor catástrofe natural en la Comunidad Valenciana, con 228 muertes. Que VOX era determinante en este mandato se sabía desde la aritmética resultante de las últimas elecciones. Tras el 29 de octubre, con un presidente y un Consell en el punto de mira por la gestión de ese día, era evidente que el poder de los denominados ultras por la prensa intolerante, iba a ser mayor ante la ruptura de puentes con el resto de partidos.