José Mira y Toni Gallego: “Da vergüenza ver el apoyo de Fiscalía y Abogacía del estado a quienes tendrían que condenar ”
«Si no sirve para defender los derechos de las personas, la abogacía no tiene sentido». De China a Camerún y de México a Pakistán: muchos abogados son amenazados, coaccionados o incluso maltratados o agredidos por defender los derechos de otras personas.
Es crucial recordar la importancia de la labor de la abogacía en defensa de los derechos humanos en todo el mundo, y que la necesidad de contar con medios adecuados para la defensa comienza por los propios abogados y sus colegios. La abogacía es la segunda profesión más peligrosa del mundo, solo después del periodismo. Muchos de ellos están amenazados por defender a sus clientes en asuntos relacionados con los derechos fundamentales. Pero esa tarea de defensa de los derechos humanos es una obligación intrínseca de la abogacía con la sociedad.
Es imprescindible defender el trabajo de la abogacía, tarea que corresponde, en primer lugar, a los propios abogados y sus colegios, pero también a la sociedad en su conjunto pues, cuando se amenaza a un abogado, se amenaza la libertad de todos los ciudadanos del mundo. Un problema que se produce a diario y una amenaza que no alcanza solo a los propios abogados, sino que en muchas ocasiones se extiende también a sus familias.
Es necesario reconocer, agradecer y amparar su trabajo. Es imperativo estar a su lado y protegerlos constantemente, apoyando activamente el desarrollo y la aplicación de normas adecuadas para ello. Nunca seremos suficientemente numerosos y eficaces en la defensa de la abogacía.
Hay incluso quien se pregunta si los abogados jóvenes han entendido el riesgo de que la abogacía se convierta en una cuestión meramente mercantil, orientada al lucro económico, desatendida de su labor social.
La tarea del abogado no puede realizarse en solitario. Un abogado solo, aislado, es presa fácil de cualquier forma de represión, mientras que si tiene a su colegio profesional detrás, es más difícil. El mundo del Derecho es una lucha constante que requiere de los abogados vocación, coraje, sabiduría y actitud de rebelarse frente a la injusticia.
Es necesaria la colegiación obligatoria, implantar un modelo eficiente de que vele por la acreditación de la adecuada formación no solo técnica, sino también y muy especialmente ética y deontológica de las personas que se incorporan al ejercicio de la abogacía.