Estamos ante la calcomanía que motivó el alzamiento nacional de 1.936

Leopoldo Bernabeu

“acaba de aplaudir que su politizado Tribunal Supremo apruebe la mayor felonía de los últimos 100 años, una Amnistía inconstitucional que envía al olvido un Golpe de Estado en el que unos delincuentes sentenciados y huidos de la justicia, quisieron partir España en pedazos. Y todo, absolutamente todo, por su supervivencia política”

La historia nos demuestra una y otra vez, que cuando nos obstinamos en no querer conocerla, tiende a repetirse. Es sencillo de explicar y mucho más de entender. Lo cómodo es hacer oídos sordos y aplicar aquello de ojos que no ven, corazón que no siente. El refranero español es rico y extenso, nos facilita poder encontrar estos conceptos para hacernos comprender con relativa cercanía. Pero ojo, seguir convirtiendo lo que está pasando en España en tertulia de bar, puede que ya no sea bálsamo suficiente para que la situación no escale posiciones y se termine yendo de las manos. Hasta hoy y durante los últimos 50 años, hemos ido tirando bajo el paraguas de una Transición primero y una Democracia semi-asentada después, siendo felices mientras mirábamos de reojo todo lo que tuvieron que superar nuestros padres y abuelos.

Empiezan a superarse algunas líneas demasiado rojas por una clase política tan imberbe como suicida, tan analfabeta como maquiavela, a la que hemos dado la llave de nuestras vidas y cuyas decisiones podríamos lamentar durante tantos años como a quienes nos lo contaron en vida. Algunos no somos tan jóvenes y recordamos, no lo que interesadamente nos quisieron vender en la escuela, sino los verdaderos motivos que condujeron a un alzamiento nacional que nunca se hubiera tenido que dar entre españoles. La polarización generada por el Frente Popular entre 1.931 y 1.936, es un calco bastante similar a la permanente fagotización de las instituciones sobre las que insiste Sánchez con la complacencia de independentistas, filoterrotistas y comunistas. De aquellos barros, estos lodos.

Hay ejemplos que certifican ese desvarío en tiempo presente, destacando dos: Venezuela y Ucrania. Dos naciones a las que seguro alguien les advirtió de algo parecido antes de verse como ahora se ven. Y seguramente sus sociedades prefirieron seguir mirando hacia otro lado, como el que oye llover. No hace tres décadas Venezuela era la nación más rica y próspera de Sudamérica y Ucrania acababa de salir del yugo de la unión de repúblicas soviéticas, empezando su camino de independencia y libertad. No es necesario recordar como se encuentran ahora cada una de ellas. ¿España es inmune a caer en alguna de esas posibilidades?. Es hora de recordar que el psicópata de nuestro Presidente acaba de saltar la frontera nacional, introduciendo su discurso suicida tanto en Europa como en parte del mundo.

En una sola semana y ante el acoso al que se ve sometido por los innumerables casos de corrupción que colapsan su agenda diaria, ha decidido tirar por la calle de en medio, consciente de que perder el poder sería ir derechito hacia el banquillo de los acusados y, casi con total seguridad, a la sombra de alguna bonita cárcel española durante algunos años. ¿Su única salida?, que los anti-patriotas de sus socios no le dejen caer. ¿Cómo se hace eso?, mintiendo aquí y allí, de día y de noche, a unos y a otros... Quedando bien con todo el mundo durante los cinco minutos que tardamos los medios en destapar sus vergüenzas. Y hasta aquí, todo normal en alguien que no conoce los escrúpulos. No nos engañemos, es también la artimaña habitual en empresarios tramposos y deudores habituales. ¿La diferencia?, que el primero es el Presidente de una nación y sus decisiones afectan a millones de ciudadanos, y el resto unos buscavidas que sólo quieren seguir sobreviviendo.

Acaba de conseguir otro récord absoluto. Ha mentido con la cifra de inversión en defensa traspasando el muerto a los propios militares; ha mentido a sus socios en la OTAN firmando una cosa y diciendo la contraria, consiguiendo que España sea el hazmerreír a nivel internacional y cabreando a Donald Trump, que ya amenaza con complicarnos la vida a todos los españoles; y acaba de aplaudir que su politizado Tribunal Supremo apruebe la mayor felonía de los últimos 100 años, una Amnistía inconstitucional que envía al olvido un Golpe de Estado en el que unos delincuentes sentenciados y huidos de la justicia, quisieron partir España en pedazos. Y todo, absolutamente todo, por su supervivencia política.

De haber tenido mayoría suficiente en el Congreso, nunca, tal y como dijo en repetidas ocasiones, se hubiera aprobado una Amnistía imposible; tendríamos aprobado presupuesto suficiente en defensa porque ningún comunista le habría puesto contra las cuerdas; y no se habría saltado el más peligroso de todos los escalones, mentir en nombre de los militares españoles, afirmando que han siso ellos quienes han elegido que la inversión sea del 2,1% y no el 5%, pactado por todos los miembros de la OTAN.

Sólo falta que algún degenerado descerraje un tiro en la nunca de algún destacado político de la oposición, dios no lo quiera, como le sucedió a Leopoldo Calvo Sotelo después de que Dolores Ibarruri lo anunciase en el Congreso 48 horas antes, y ya tenemos la fotografía, ahora en color y 91 años después, que encendió la mecha de un conflicto militar que enfrentó a todos los españoles. Avisado queda. Mientras tanto, todos dormidos y sin hacer mucho, que digamos. ¡Aquí no pasa nada!. Disfruten lo votado.