Eduardo Martín Bontekoe: “Mi padre ha dejado un legado de disciplina y respeto hacia las Artes Marciales”

En el mundo del deporte, el kickboxing es considerado como uno de los más completos gracias a su técnica, a su velocidad, a la fuerza que implica su práctica, a la precisión de los golpes, la potencia, la velocidad para reaccionar y el ataque y la defensa. Es un entrenamiento de contacto que consiste en una mezcla de varias técnicas que se utilizan en el boxeo con las artes marciales para poder así hacer una adecuada combinación de fuerza y de resistencia utilizando además una serie de técnicas que sirven para desorientar y derrotar al oponente.

La historia del kickboxing tiene sus inicios y orígenes en Japón cuando se combinó el boxeo occidental con el karate de Japón y con el Muay Thai de Tailandia. Fue creado como un tipo de deporte de contacto gracias a Osamu Noguchi quien fue el principal promotor y organizador de eventos. En el año 1968 este deporte logra llamar la atención y pasa entonces a llamarse kickboxing, fundando en Japón la primer federación para regularlo. Al inicio, los golpes y las técnicas eran las mismas que se utilizaban para la práctica del Muay Thai pero con el paso del tiempo cambiaron y el deporte asumió entonces un carácter deportivo y competitivo.

Y ante todo, es un deporte que sirve para mejorar la condición corporal en general, es un deporte de contacto por medio del cual los deportistas pueden ascender de nivel conforme se practica. Además de lograr mejorar todo el sistema corporal, es un deporte que, al combinar fuerza y resistencia puede además servir como un medio de protección tanto para hombres como para mujeres.

Por otro lado y en homenaje al profesor Eduardo Martín, toca recordar que el deporte, el de alta competición, es muy propenso a crear leyendas. En el sentido literal y metafórico del término. Alrededor de los logros de los atletas de cualquier disciplina se han creado siempre historias que, en ocasiones, han cruzado la línea que divide la realidad de la ficción, con el objetivo final de hacer todavía más grandes las gestas de sus protagonistas.

Pero el deporte también genera otro tipo de leyendas. Las de aquellas personas cuyos logros trascienden a su actividad profesional y son recordadas por su calidad humana y por todo lo bueno que, cuando ya no están, dejan atrás.  Este es el caso, sin duda alguna, de Eduardo Martín. Como deportista, rozó la gloria en un campeonato de Europa y como entrenador, conoció el éxito de la mano de, entre otros muchos, Eva María Naranjo, a la que llevó a la cima del kick-boxing.

Pero, por importantes que hayan sido sus logros sobre y junto a un cuadrilátero, todos ellos se irán borrando con el paso de los años. Otros deportistas y entrenadores llegarán y lo superarán, pero atención, no tantos conseguirán alcanzar ese grado de leyenda que sí corresponde a Eduardo Martín, que ha dejado tras de sí un sinfín de anécdotas y, sobre todo, y literalmente, de vidas salvadas.