Carnicería Alfonso Lara, de “niña a mujer”.

Hace unos cuantos meses se cumplió el sueño. El de un chaval que, después de muchos años trabajando sin descanso y al servicio de su pueblo y sus vecinos, veía cumplido el regalo que los Reyes Magos le trajeron de manera anticipada. Alfonso Lara ponía en marcha su propia carnicería, o al menos en su propio local, porque años ya llevaba bajo su propio paraguas. Ya no dependía de terceros, aunque había metido su cabeza y todo su cuerpo en un proyecto que debía conducirle al infinito y más allá… porque el desembolso no es ninguna broma.

Pero quien confía en sí mismo, está seguro de que sabe hacer su trabajo y desarrolla una empatía especial para con sus compañeros, además de ser amado por sus clientes, sabe que juega con las cartas del riesgo a favor. Había que empezar y se empezó. Desde entonces nuevos torbellinos, quizás no previstos en su totalidad, se ciernen sobre su día a día.

El cariño de su público, incrementado por dos, y el aumento de sus clientes, que a través del boca a boca crecen a la velocidad de la luz, y se transmiten la calidad, la honestidad, el servicio y los precios de esta carnicería de barrio convertida en empresa de primer nivel, han transformado y, si me lo permiten, trastocado, la vida y los planes de un Alfonso Lara que ha tenido que reaccionar y ponerse a pensar, sin mandil, que ahora no puede fallarles. Su sueño se está cumpliendo, eso sí, sin esos avatares que las nubes esconden cuando se sueña. La carnicería Alfonso Lara ha pasado de niña a mujer casi sin darse cuenta.

Es tal el salto en tan poco tiempo, que hoy ni siquiera es el propio Alfonso quien nos atiende. Al desembarco de clientes que suelen tener por norma en los días previos a la Navidad, se le han sumado la multiplicación de encantados por su aura que se incorporan, bono-consumo en mano, para conseguir esos preciados manjares que difícilmente van a poder conseguir en otro lugar y que les va hacer quedar como auténticos marqueses, a precios de mendigo, ante sus familiares y amigos.