Burgos Misterioso, el nuevo destino de Autocaravana Vivir
Por fin comienza una nueva aventura, un nuevo viaje, una nueva posibilidad de salir y disfrutar del tiempo de otra manera. Porque ese es el éxito de la vida, la felicidad es una sensación de plenitud, un placer que no todos logran alcanzar, pero que una vez descubierta e interpretada con acierto, se convierte en el pegamento inseparable de la existencia que nos queda. Es la suma de la mejor combinación entre bienestar y alegría, y se puede conseguir disfrutando del trabajo que te gusta, de la familia con la que vives y de los amigos y compañeros que te rodean a diario. Viajar, salir y disfrutar, es otro complemento que suma en esa escalera de conquistas. El éxito del viaje es también tarea de estudio, no se ha de quedar sólo en la ilusión que nos provoca nuestra imaginación.
En mi caso, Autocaravana Vivir es el termómetro que me ayuda a enderezar el rumbo de un camino que, sin darme cuenta, se va torciendo. Tengo un trabajo que me apasiona, pero también un compromiso con la vida. Hace años me prometí que no quiero vivir para trabajar, sino trabajar para vivir. Y la satisfacción es tan plena en mi oficio, que a veces se me olvida. Hacer kilómetros en busca de destinos imprevistos, es el analgésico perfecto para resituar los cánones en sus parámetros correctos.
Los años permiten dejar atrás las competiciones estériles. Ya no cuentan la cantidad de viajes ni los kilómetros recorridos, suman las experiencias vividas, terminar cada día saboreando los descubrimientos inesperados, con la nostalgia, ahora sí, de saber que quizás no se vuelvan a repetir. Y es que hay tanto por visitar, que me inunda la frustración de reconocer que cuanto más veo, más me queda por conocer....
Desde hace casi tres años, Autocaravana Vivir es quien ocupa la totalidad de los momentos que copan los recuerdos y generan las endorfinas positivas que al mirar atrás ya no provocan añoranzas, sino estigmas que encuentren los caminos más cortos para repetir andanzas y seguir contando los días vividos como libros abiertos y no como repeticiones monótonas que nos nublan la realidad de un tiempo efímero. Vive, date prisa, no te pongas más excusas.
Sabía que llegaría esta semana y que Autocaravana Vivir rugiría soliviantada esperándome celosa en su esperado turno. El problema, bendito dilema, era el destino. El frío, el efímero día y la larga noche, el norte de España y el Misterio, mi pasión escondida, eran elementos que invitaban a acotar las posibilidades. Mis amigos del podcast La Posada del Cuervo lanzaban “La Misteriosa Dama de Negro”, uno de los muchos capítulos de un libro que terminaría en mis garras para ser devorado. “Burgos Misterioso” de Juan José López es el principal culpable de esta ruta que acabo de iniciar. No es necesaria mucha provocación para que me anime, pero los ovnis, los fantasmas, los milagros, los lugares embrujados y las anomalías que se describen por capítulos en este fascinante documento de algo más de 300 páginas, han alterado mi adrenalina y por aquí ando escribiendo mis primeros pasos.
Después de tres meses de una impresionante temporada en BOM Radio, este relax misterioso bajo cero, estaba justificado. Salí de Benidorm en dirección norte, y después de pisar las provincias de Alicante, Valencia, Castellón, Teruel, Zaragoza y La Rioja, la primera de las noches tocaba dar un abrazo a mi hermano en su precioso albergue templario de Torres del Río, La Pata de Oca. Y allí, rodeado de amables trabajadores que empezaban a felicitarse la Navidad y valientes peregrinos que desafían el intenso frío en su camino hacia el apóstol Santiago, cenamos recordando buenos momentos.
Y es que todos somos muy valientes al canturrear nuestras futuras y valientes andanzas en territorios repletos de misterio e historias truculentas, cuando los interlocutores son amigos y el escenario es tu entorno de seguridad. Pero cuanto cambia la historia cuando los motores de Autocaravana Vivir se ponen en marcha. Hay que dar las gracias que por el camino encuentres aposentos conocidos. La hora de la verdad se acerca.
Tras una noche de frío intenso, en el que un pijama de franela y dos edredones de los que en Benidorm duermen el sueño de los justos, no fueron suficiente para evitar los temblores y los escalofríos que ya no recordaba, amaneció el domingo con una intensa niebla que no fue suficiente para alejar el ímpetu por recorrer ese precioso camino que sale hacia Sansol, te hace pasar por Desojo y te desemboca en Espronceda, para después de visitar de reojo Armanzañas, y te devuelve a Torres del Río y a una rica ducha de agua caliente con su poderoso pan tostado aderezado de un jamoncito serrano del que sólo Alfonso Lara sabe el secreto.
La habitación 102 del hotel en Castrojeriz en la que nadie quiere dormir, la reunión de Brujas en la laguna de Cernégula, la mujer que estuvo 22 años sin comer ni beber en Espinosa de los Monteros, la momia a la que le crecen pelo y uñas de Miranda de Ebro, los ovnis que se aparecen en el Páramo de la Masa, las pariciones fantasmales en el Torreón de Fernán González en Covarrubias, el pueblo maldito de Ochate, el crimen de Muga en Castrobarto, el Monasterio abandonado de San Pedro de Arlanza o los ovnis avistados hace ahora 47 años por una de las personas más queridas en Benidorm oriundo de Cantabria y que ocupa un importante capítulo de este libro…
Por donde empezar? Por orden. De Torres del Río, y tras recorrer un precioso y helado puerto de montaña, paso de Navarra a la efímera Álava, para adentrarme en el Condado de Treviño, en Burgos. Ochate, el pueblo mágico me espera. Son años de espera hasta encontrarme con este tributo al misterio español. Convertido hoy en apenas cuatro piedras, en las que detuve mi reloj durante un tiempo con el propósito de hacer subir un poco más la velocidad de los latidos de mi corazón.
Aparcada la Autocaravana en Amíruri, emprendo el sendero que me ha de conducir hasta Ochate. Ni una sola indicación pone de manifiesto el hartazgo en la zona. Dos kilómetros después compruebo que sólo el Torreón queda en pie. Los 150 años que ahora se cumplen desde que allí acontecieron los trágicos hechos que en diez años nadie soportaría, tifus, viruela y cólera, consiguieron que el pueblo quedara deshabitado. Es en las últimas décadas cuando el lugar ha suscitado el interés entre los amantes de lo misterioso, todo a raíz de una serie de publicaciones en las que se apreciaban unos halos de luz en plena oscuridad de la noche. Desde entonces, Ochate se convirtió en lugar de peregrinación de investigadores que empezaron a llevar a cabo rituales y sesiones de ouija.
Al visitarlo hoy he sentido cierta decepción, aunque venía avisado. Aún así, a mí ya no me lo cuentan. Y como siempre, me quedo más con el viaje que con el destino.
Los parajes hasta llegar aquí, de otro mundo. Y la noche, en un páramo sin nada alrededor y rodeado de estrellas que despiertan la imaginación, está siendo mucho más frío que la anterior. ¿Tienes un edredón de sobra?.