666, el número de la Bestia persigue a Ábalos
Leopoldo Bernabeu
En esa permanente carrera mediática por llevar hasta sus ojos y oídos argumentos que nos diferencien del resto sin salirnos de la noticia principal, siempre con el claro objetivo de no agobiarle más e intentar conseguir que su desconexión de la actualidad no sea todavía más real, me empeño cada día en encontrar detalles que, siendo reales y hasta curiosos, no me separen, insisto, del tema principal. Todo por que usted siga ahí...
Me fijaba ayer, durante la retransmisión de la noticia que ocupó lo telediarios y hoy las portadas de los periódicos, en la entrada y salida de Ábalos y Koldo, el dúo de mosquePedros que junto a Cerdán nos llenan de contenido las mañanas, las tarde y las noches desde hace semanas...y vi algo que me dejó ojiplático. Poco más podía hacer, además de escuchar los argumentos de un poder mediático al que no le queda otra que especular con lo que se supone que dijeron o no, dentro del Tribunal Supremo. Porque hasta donde yo sé, todo eso es secreto ¿verdad?, aunque por el chaparrón de información que nos cae cada día encima, tienen los tribunales españoles más filtradores que agujeros un queso gruyere.
Y fíjate por donde, mis ojos, repito, estupefactos, dieron con la clave que, al menos hasta que escribo estas líneas, no he visto reflejada en ningún medio, por lo que considérelo exclusiva. El taxi que cogió Ábalos al salir por patas del Tribunal tenía el número 666, que en ámbitos bíblicos es el que representa al número de la Bestia. En un primer momento y como ya no me creo nada de esta colla de teatreros, pensé que hasta ese detalle podría estar orquestado para distraer la atención y ganar un minuto más de vida en ese diluvio universal de corrupción que enfanga de mierda hasta el aire que respiran. Pero no, no ha sido así, por lo que deduzco que es la justicia divina la que empieza a pasar factura a estos delincuentes hasta en esos pequeños detalles.
Salir de declarar en el Tribunal Supremo, al cual acudía Ábalos pensando todos que tiraría de la manta, para hacer lo contrario, cubrirse con ella, y negar que hasta su voz era la de los audios del informe de la UCO, poniendo incluso en duda el denodado trabajo de tan honorable cuerpo, tenía que tener algún tipo de revulsivo, algo que nos hiciera a los alucinado espectadores pensar que esto no podía ser real, no podía quedarse ahí.
Y la clave la tenemos en ese bendito taxi que nos sirvió su número para seguir creyendo en la justicia divina. Ábalos se montó junto al número que le corresponde, el de la Bestia. El último libro de la Biblia habla de una bestia de siete cabezas y diez cuernos que sale del mar y que lleva un nombre en forma de número: 666. Esta bestia representa el sistema político mundial, el cual ejerce poder “sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación”. El número 666 indica que dicho sistema constituye un fracaso total a la vista de Dios. Por lo que Ábalos ya puede ir preparándose, porque mientras llega su sentencia terrenal, ya tiene echada la que viene desde arriba y a nadie perdona...
Dicho todo esto, y quitando algo de isoterismo a la situación, hay que añadir para terminar que el verdadero cáncer de la corrupción en el Psoe de Sánchez está bastante más arriba de Ábalos, Cerdán y Koldo. Estos serían los tontos en una película de Torrente. Zapatero a tus zapatos, seguro que alguien les diría... Y ellos lo hicieron. El buen bacalao está en los hidrocarburos y los aviones privados que vuelan de Caracas a Santo Domingo. Esperemos que Aldama cubra bien sus espaldas y no tarde mucho en mostrar los sobres que dice tener y yo me lo creo. Su vida, ahora más que nunca, corre un serio peligro. Seguro que si fuera ruso ya se habría caído por alguna ventaja.