Pikiki, la atleta que ganó la Media Maratón de Alicante con 15 años con 1:21 y se retiró con 16 por la presión de su entorno y porque el resto de niñas la veían "como un marimacho"
A Ángeles López Ortega la conoce todo el mundo como 'Pikiki' y arrastra una historia singular. Se trata de uno de los mitos del atletismo en categoría de formación pero un día con solo 16 años decidió dejar de correr para siempre. Desde ese día estuvo 40 años sin calzarse unas zapatillas pero detrás dejó un hito impensable en la actualidad porque es la única atleta española que ha ganado un medio maratón con 14 y 15 años. Ella lo hizo en Alicante y lo ha contado en una entrevista en el programa Alicante Corre,
"Gané con 14 años la segunda edición de la Media Maratón de alicante con 1:48 y con 15 años la segunda con 1:21. Ahora no podría haber participado pero en esa época no exigían tener mínimo 18 años para participar. La iba a correr también con 13 años pero mis padres se fueron de viaje y no pude ir. Corrimos una puñado de mujeres, la gente me gritaba y decían sorprendidos "una mujer, una mujer", señala.
Pikiki recuerda cómo empezó su relación con el running: "Comencé a correr con 13 años pero a la vez entrenaba en tenis. Como a mi padre le dieron dos infartos le dijeron que hiciera deporte y nos empujaba a todos los hermanos a correr con él desde muy niños".
"Las niñas me veían como un marimacho"
Su primera victoria fue muy curiosa: "Mis hermanos y yo jugábamos al tenis en el Club Montemar y es lo que me gustaba pero un día íbamos a la finca familiar y vimos un cross y mi padre paró y me dijo que me pusiera las zapatillas y a correr. Solo tenía las zapatillas Nastase de tenis y una falda de tenis. Mi padre tenía una fe inmenss en mí, se puso muy pesado y convenció a los organizadores para que me dejaran correr y gané con dos kilómetros de diferencia sobre la segunda".
Su padre estaba convencido que su hija iba a ser una estrella del running: "A partir de ahí mi padre buscó al mejor entrenador de por aquel entonces, Joaquín Villar, para que me hiciera una prueba y me seleccionó. Ahí se acabó el tenis. Mi padre se desvivía por sus hijos y nos llevaba todos los días en coche desde Benidorm a Alicante para entrenar, unos al tenis y otros a correr. Eran entrenamientos poco personalizados, eso ha cambiado mucho y era muy duro".
Pikiki recuerda las presiones de aquellos 16 años: "Para mí correr no era fácil. Las otras niñas me veían como un marimacho , me tocaban los gemelos y se reían de mí, tenía más cuádriceps que ninguno, más que un futbolista. Lloré mucho porque me hacían Bullying y tenía mucho complejo. No tenía fines de semana, ni fiestas, entrenaba casi todos los días, era muy duro".
"Quedé segunda de España y aún así mi padre no estaba contento"
Sin embargo, la mayor presión era la que recibía por parte de su padre que la empujaba y apoyaba aser todo lo que él ya sabia que Pikiki podía llegar a ser: "Me acuerdo que quedé segunda en el Campeonato de España de cross de mi edad y aún así mi padre no estaba contento".
Pikiki vivió un momento traumático con 16 años que le llevó a abandonar el running por completo: "A los 16 años dejé de correr porque mi padre fallece. Poco antes mi padre me había llevado a la Blume en Madrid para que me vieran correr. La muerte de mi padre me dejó un hueco tremendo y ya no tuve la fuerza ni el interés para volver a correr. Decidí salir radicalmente de ese mundillo y me fui durante 25 años a vivir al extranjero a Estados Unidos y Francia y no corrí apenas en todo ese tiempo y me hice piloto de avión. Hace 8 años volví a España y volví a correr".
40 años después ha vuelto a sentir pasión por el deporte: "Al volver a correr me di cuenta de que el cuerpo tiene memoria. Me acordaba de correr y con 50 años me puse a entrenar y me convencieron para hacer triatlón. Me compré una bicicleta y desde los 52 años gané muchos triatlones en mi grupo de edad. Ahora vuelvo a disfrutar de correr y creo que estoy preparada para volver a competir después de 40 años. Hasta ahora todavía tenía la presencia de mi padre encima, que me presionaba diciéndome que lo importante no era participar sino ganar. Todo porque mi padre creía en mí más que nadie en el mundo y sabía que podía ser la número uno y me empujaba para llegar a serlo".
De hecho, su alma competitiva sigue intacta: "Este año hemos quedado mi pareja y yo terceros de España por parejas en el Circuito Head de Swimrun en categoría absoluta".
Y es que como su padre le repetía siempre "cuando la mente dice sí el cuerpo obedece".