La historia de Benidorm a través del Plano toponímico de la Serra Gelada en el Espai d’Art ‘La Casilla’
Benidorm cuenta ya con un nuevo punto de encuentro destinado a promover y difundir la cultura. En la tarde noche de ayer, abría sus puertas el Espai d’Art ‘La Casilla’, situado en la antigua Casa de Peones Camineros, en la Vía Emilio Ortuño, recientemente restaurada por el Ayuntamiento, con la exposición ‘Fent el plànol toponímic de la Serra Gelada i les Penyes de l’Albir’. Una muestra promovida por la Concejalía de Patrimonio Histórico y Cultural con la colaboración de la Comisión Hidrográfica e la Taula del Bon Profit.
La exposición recoge el proceso de elaboración del plano toponímico de este importante enclave editado por el Ayuntamiento en noviembre pasado coordinado por el profesor de Fotografía Artística de la Escuela de Arte Superior de Diseño de Valencia, Jaume Fuster. Un trabajo de investigación y artístico que ha contado con el respaldo de la Taula del Bon Profit y que se ha visto plasmado en un mapa toponímico realizado por Frances Aracil, jefe del Departamento de Expresión y Representación también la Escuela de Arte Superior de Diseño.
El alcalde de Benidorm y presidente de la Diputación de Alicante, colaboradora en la restauración de La Casilla, Toni Pérez, dio la bienvenida al largo centenar de ciudadanos que asistieron al evento; junto a la responsable del área de Patrimonio Histórico, Ana Pellicer; Jaume Fuster y Francesc Xavier Llorca Ibi, ambos miembros de la Taula del Bon Profit, este último, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante, experto en geografía y toponimia local. Asimismo, estuvo presente el diputado autonómico José Ramón González de Zárate junto a otros miembros de la Corporación municipal.
Toni Pérez señaló que “muchas de las cosas que aparecen en el plano se habrían perdido para siempre” si no se hubiera realizado este trabajo de investigación que conforma “el relato histórico” de Benidorm y su comarca.
El alcalde hizo hincapié en la “necesidad del conocimiento” para “preservar nuestra historia” y, en referencia al enclave de la Serra Gelada, apuntó que están ahí “para que los disfrutemos y cuanto más los conozcamos, más los protegeremos”.
Por su parte, Ana Pellicer, detalló sucintamente el relato del proceso de restauración del nuevo Espai d’Art ‘La Casilla’ que se inició en 2018 con los primeros informes. “Cinco años de trabajo –dijo– que han fructificado en un espacio dedicado a conocer nuestro pueblo” y puso en valor la investigación cartográfica y toponímica hecha que se ha plasmado en la exhibición de “piezas únicas de nuestra historia”.
Como coordinador del proyecto, Jaume Fuster, aclaró que se detectaron “errores” en los planos anteriores, algunos de los cuales datan del siglo XVII y que, durante el proceso de investigación, “se localizaron correctamente”. Asimismo, reivindicó el buen hacer de Francesc Aracil que “durante siete meses” dibujó el plano siguiendo “el estilo de la época”.
Entre los más de 40 planos geológicos y elementos científicos de la exposición, destacó la presencia de una máquina “para sacar el perfil oceánico del mar”, o una peseta de 1870, que “es lo que habría costado el plano en la época”. Fuster abundó en el conocimiento aportado por Llorca Ibi que redactó su tesis doctoral sobre la toponimia de Benidorm y su empeño “por la búsqueda de las fuentes originales para conocer nuestra Serra Gelada”.
Precisamente, Francesc Llorca Ibi, el último en intervenir, cifró en “alrededor de 250” los topónimos detectados en la zona “más de 200 palabras que nos indican la presencia humana”. Todas tienen raíz valenciana. Solamente l’Albir “que en árabe significa pozo” es de origen árabe, lo que demuestra que el territorio “era una zona de guerra, una trinchera” sometida a los vaivenes de la guerra.
Entre los detalles, Llorca Ibi recordó que el rey Joan II firmó un edicto por el que, quien se trasladara a Benidorm y viviera aquí diez años “se le perdonaría todo, incluso los crímenes contra la corona”. Reveló la presencia de leones de mar “hasta los años 50 del siglo pasado”, como demuestra la conocida como ‘Cova del llop’ en la isla, o que ‘cala’ significa “lugar donde se puede desembarcar”.
Muchos de los asistentes a esta primera exposición en el Espai d’Art ‘La Casilla’ habían vivido en la antigua Casa de Peones Camineros. La de Benidorm es una de las que felizmente se han restaurado y puesto de nuevo al servicio de la ciudadanía. Entre los asistentes se vivieron momentos emotivos al compartir las imágenes en blanco y negro de finales de los años cincuenta hasta los setenta del siglo pasado, cuando el Benidorm de hoy comenzaba a configurarse.